El PSOE, con el concurso de los golpistas de ERC y los proetarras de Bildu, ha hecho este martes algo aún más bochornoso que oponerse a la Comisión de investigación sobre el "caso Mediador" que ha tratado de impulsar el PP. Nos referimos a su intento de transformar este caso de corrupción que afecta a las filas socialistas en un "caso Cuarteles" que desplace el foco sobre el exdiputado socialista, Juan Bernardo Fuentes Curbelo, alias Tito Berni, a la corrupción en la Benemérita.
Vaya por delante que, a diferencia de Patxi López, que tuvo la desfachatez de considerar que ser socialista es "incompatible" con ser corrupto, nosotros no consideramos que ser guardia civil garantice ser honrado. De hecho, el general de la Guardia Civil Francisco Espinosa Navas era y es uno de los máximos implicados en el "caso Mediador", mientras que el recién bautizado "caso Cuarteles" no deja de ser una derivada del primero. Ahora bien, conviene señalar que ha sido un informe de Asuntos Internos de la propia Guardia Civil el que ha revelado que, entre 2008 y 2019, trece unidades de este cuerpo adjudicaron obras a empresas administradas por Ángel Ramón Tejera de León —empresario que aparece en el sumario del "caso Mediador" como persona vinculada al general investigado Espinosa— por valor de más de 3,3 millones de euros, y que, pese a constar como terminadas algunas de ellas, no fueron ejecutadas o fueron realizadas parcialmente. Este hecho, que, ciertamente, puede ser constitutivo, entre otros, de un delito de malversación, lo que viene es a acrecentar la gravedad y complejidad del "caso Mediador", pero en modo alguno a taparlo o a remplazarlo.
Y esto es precisamente lo que trata de hacer el PSOE, que no sólo se niega a una comisión de investigación para el "caso Mediador" sino también de este "caso Cuarteles", al querer derivarlo a la Comisión de Interior del Congreso o en su caso a la de Calidad Democrática.
La diferencia entre un modelo u otro es clave. En el caso de crear una comisión de investigación, personajes como el exdiputado socialista Tito Berni estarían obligados a acudir si los grupos parlamentarios los citan. Eso no sucederá si el asunto se trata en una comisión ordinaria del Congreso como es la de Interior o la de Calidad Democrática, puesto que Curbelo ya no tiene acta de diputado.
Además de bochornoso, resulta patético este intento socialista de tapar el "caso Mediador" con el "caso Cuarteles" por cuanto ha sido el Ministerio del Interior dirigido por Grande-Marlaska el que ha venido frenando las pesquisas sobre este ultimo como demuestra el hecho de que haya estado ocho meses sin designar al perito especial que le pidió la magistrada y que resulta esencial para el avance de la investigación.
Lo que es evidente, sin embargo, es el intento socialista de convertir un asunto de corrupción política que afecta al PSOE en un caso de corrupción policial que afecta a la Benemérita, pretensión que, lógicamente, cuenta con el apoyo de los proetarras y de los separatistas catalanes que, de esta forma, no sólo ponen en la picota el buen nombre de la Guardia Civil, sino que, de paso, evitan el mal trago de secundar al PP en una solicitud de comisión de investigación como la planteada respecto al "caso Mediador". Entre golfos anda el juego y entre golfos se sostiene este gobierno.

