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Pablo Planas

Ana Obregón y el pensamiento Pam

Lo mismo escriben que una mujer puede hacer con su cuerpo lo que quiera que señalan todo lo que no puede hacer a la luz de su progresista moral.

Lo mismo escriben que una mujer puede hacer con su cuerpo lo que quiera que señalan todo lo que no puede hacer a la luz de su progresista moral.
Ángela Rodríguez Pam en el acto con Podemos. | Europa Press

En un país tan moderno como el nuestro, con el Gobierno más progresista de la historia y en el que un hombre puede registrarse como mujer y viceversa sin presentar más prueba sobre el género que su sentimiento de pertenencia, resulta que la gestación subrogada está mal. Y mucho peor si quien se acoge a ese procedimiento es la señora Ana Obregón. En otros países que a lo mejor son igual de modernos pero con otra clase de gobiernos, Obregón ganaría más dinero gracias a las indemnizaciones judiciales que le tendrían que pagar las ministras, políticas y periodistas que se han entrometido en su vida que con las exclusivas sobre el nacimiento de la hija de su hijo Aless fallecido hace algo menos de tres años.

Ecuánimes opinadores y políticos sin pelos en la lengua que defienden a las mujeres por encima de todo han clamado como fariseos contra Ana Obregón por haber contratado a una mujer para que gestara a una niña que lleva por nombre Ana Sandra Lequio Obregón. El alumbramiento se ha producido en Miami, una ciudad de los Estados Unidos, país en el que según la izquierda española se conculcan los derechos humanos con más saña e inquina que en Irán, Afganistán, Rusia, China y Corea del Norte.

Dicen sobre Obregón que la gestación subrogada es violencia contra las mujeres, que ella es una vieja trastornada por el fallecimiento de su hijo a la temprana edad de 27 años. Algo así como un alma en pena que no sabe llevar el duelo y que se aprovecha de su dinero y condición para suplantar a su hijo con el distópico producto de un vientre de alquiler. Y dicen también que lo primero son los derechos de los niños y que esa niña no va a tener una madre sino a la loca de los gatos.

Muchos de los que defienden que hay veinte tipos de familias (y se quedan cortos) resulta que ponen toda clase de objeciones y reparos a que una mujer rica y famosa de 68 años pueda ejercer de madre de una niña. De hecho, se afligen al imaginar a la futura huérfana en una edad que suponen prematura, como si en España no hubiera huérfanos de padres jóvenes o abuelas que ejercen de madres de los niños de sus hijas adolescentes. Este último no sería el caso de Obregón, aunque ahora mismo la adolescencia en España llega hasta los 30 años, la izquierda quiere que se vote a partir de los 16, los 60 son los nuevos 30, la esperanza de vida es de 85 y la edad de jubilación está más cerca de los 70 que de los 65. Visto el panorama, ser madre a los 68 no parece más descabellado que ser abuela con sólo 68.

El "caso" de Ana Obregón revela además que la izquierda, el PSOE, Podemos, Sumar y toda su compaña mediática son más cenutrios y cerriles que los presbíteros que publicaban libros sobre los peligros de los bailes de salón. Y lo mismo escriben o te sueltan que una mujer puede hacer con su cuerpo lo que quiera que acto seguido señalan todo lo que no puede hacer a la luz de su sacrosanta y progresista moral. Por ejemplo, puede abortar y puede cambiar de sexo incluso siendo adolescente sin que se requiera el consentimiento de sus progenitores o tutores. Pero no puede gestar a la criatura de otra pareja o no puede pagar que otra mujer alumbre a su descendencia. Es la misma gente que cree entender perfectamente el funcionamiento de la píldora del día después y a la que le estalla la cabeza con la fecundación in vitro o con un vientre de alquiler.

Según los acólitos del pensamiento Pam, la gestación subrogada es violencia contra la mujer (igual que la penetración) y una abominable práctica capitalista que desprecia el valor sagrado del cuerpo humano. Cuidado, que son los mismos que han legislado que un ciudadano o ciudadana pueda cambiar de sexo en el registro civil cada seis meses o los que han dicho que niños y niñas tienen derecho a su propio cuerpo sexual y a consentir relaciones con adultos si les apetece. El consentimiento siempre en el centro.

De los hilos de sus mensajes de Twitter se deduce que es mejor abortar una criatura que vender en adopción a un niño o que la defensa de los derechos de los niños pasa por prohibir que nazcan esos niños por los que tanto velan si son sufragados por mujeres adultas a las que consideran viejas fachas dementes. Claro que si en vez de la Obregón hubiera sido un Jorge Javier...

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