
Todos los relatos identitarios y sentimentales sobre el uso social de los idiomas son basura. La gente no se esfuerza por manejar con pericia el castellano, el catalán o el inglés impulsada por afecto alguno hacia esas lenguas, sino por la mucho más prosaica razón de que dominar tales idiomas puede ayudarles, en determinados contextos, a mejorar sus condiciones materiales de vida. Los aprenden solo por eso, para poder vivir algo mejor ellos y sus hijos. Y hacen bien. El catalán lleva muchos años ya en retroceso constante por una razón tan simple como que nadie va a dejar ahora se ser pobre por hablar en catalán. Y es que cuando el ascensor social se estropea, la gente pierde el interés por la filología.
Cataluña acaba de obtener unos resultados desastrosos en el informe PISA. Si bien se trata de un enunciado en extremo engañoso. Porque el desastre se concentra de modo exclusivo en los centros educativos de titularidad pública. Sólo en ellos. En la red concertada y privada, no existe ningún problema. Desde hace más de cien años, la estructura sociolingüística catalana es la misma: la mayoría de los muy ricos, igual que la mayoría de los pobres, se expresan en castellano; entre los otros, los que quedan en el medio, predomina el catalán. Siempre ha sido así. Pero, antes del cambio de centuria, no había personas de 170 nacionalidades residiendo de forma permanente en Cataluña. Ahora las hay.
Esas personas aprenden todas, y de modo natural, el idioma mayoritario que se oye en su entorno cotidiano, o sea, el castellano. Dominan, pues, con cierta soltura razonable el idioma de uso estrictamente proscrito en el interior de la totalidad de las aulas escolares de la demarcación. He ahí la explicación obvia de los resultados PISA. El obsesivo empecinamiento fanático del poder nacionalista por persistir con la exclusión radical del castellano en las aulas, cueste lo que cueste, ha llevado a esto. E incluso ellos mismos lo reconocen en sus propias evaluaciones oficiales. Pero les da igual, absolutamente igual. ¿Sabrá estas cosas el mediador salvadoreño?