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Un Gobierno descompuesto por Begoña Gómez pone a Ayuso en el patíbulo

Ayuso fue el saco de boxeo de un Sánchez al que se le desdibujó el rostro cuando Feijóo anunció una investigación sobre los negocios de su mujer.

Ayuso fue el saco de boxeo de un Sánchez al que se le desdibujó el rostro cuando Feijóo anunció una investigación sobre los negocios de su mujer.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, abandona el hemiciclo tras asistir a la sesión de control al Gobierno. | EFE

El Gobierno y sus socios se han empeñado en convertir el hemiciclo del Palacio de las Cortes en un patíbulo donde ajusticiar a Isabel Díaz Ayuso. Cuando menos, políticamente, si bien nadie descarta que más de uno incluiría su nombre en la sección "¡A paseo!" de El mono azul, aquella infame revista de Alberti. Este miércoles, durante la sesión de control, apenas hubo ecos de lo sucedido en el Senado pocas horas antes. La presidenta de la Comunidad de Madrid fue el saco de boxeo de un Pedro Sánchez al que se le desdibujó el rostro cuando Alberto Núñez Feijóo anunció una investigación parlamentaria y judicial sobre los negocios de su esposa, Begoña Gómez. La viseprecidenta primera, María Jesús Montero, contraatacó refiriéndose a una noticia de Infolibre sobre una supuesta subvención de 114.000 euros que la Xunta concedió a Sargadelos cuando Eva Cárdenas, pareja del líder del PP, curraba allí. Por lo visto, es un bulo.

Feijóo, en verdad, estuvo pardo. Citar al Sánchez del pasado no calienta, no contagia, no envalentona. Pelín maricomplejín, preguntó al presidente del Gobierno si está de acuerdo "con la mayoría de los españoles, conmigo y con usted mismo". Al menos, no recurrió a Page. El tipo que firma libros que escribe Irene Lozano fue, en cambio, a degüello. ¿Contra el jefe de la oposición? Pues claro que no, hombre: "Gobernar no es vivir en la Moncloa, como tampoco vivir en dos pisos valorados en dos millones de euros pagados, en buena medida, por el fraude fiscal a Hacienda". Montero nos deleitó con ese aplauso suyo como sacado de una película de Tod Browning.

Replicando, Feijóo dijo que el Sánchez de 2018 –y dale– le hubiera presentado una moción de censura al de 2024: "¿Por qué? Porque está lleno de corrupción". En ese instante, el gallego empezó a creérselo y a crecerse: "Está muy nervioso y hace bien, tiene motivos. Por eso pone el ventilador a la desesperada". Concluyó la remontada cercando el caso que afecta a la señora de, Begoña Gómez: "Si cree que ha dado carpetazo a lo que ha pasado en su casa, se equivoca. Hay asuntos que no se despachan con una pregunta". Y el presidente del Gobierno, comprimiendo su histeria y mohíno, erre que erre: "Plante cara a la corrupción en su partido, exíjale la dimisión a la señora Ayuso".

La valida del prófugo, Míriam Nogueras, le restregó a Sánchez que "no ha tenido el coraje de presentar unos presupuestos" porque sabe que, si enseña las cartas de verdad, "no van a gustar en Cataluña". El presidente, manso como aquel buey Marius que los del Pacma confundieron con un toro de lidia, acudió a los lugares comunes de la financiación, el autogobierno y la "mesa de diálogo". María Mercedes Aizpurua, la condenada de EH Bildu, le advertía sobre "no retrasar los avances en todo lo que se pueda avanzar". No quedó claro si se refería a la independencia del País Vasco, a la anexión de Navarra o a los Presupuestos Generales del Estado futuribles.

Cuca Gamarra, con sísmica faz, sacó a relucir lo de Globalia: "Era la propia esposa del presidente del Gobierno quien se reunía, comisionista por delante, con los directivos de esa empresa. Por cierto, son los mismos que patrocinaban también sus actividades profesionales". María Jesús Montero, oh, sorpresa: "Pidan responsabilidades políticas en su entorno. ¿Van a pedir responsabilidades a la señora Ayuso? ¿Son cómplices o es que le da miedo al señor Feijóo?". El bachiller de Vox, José María Figaredo, denunció que el Ejecutivo utilice "tácticas contra los adversarios políticos empleando información privilegiada de Hacienda". Réplica de la viseprecidenta: "¿Dónde está la contundencia de Vox con los casos de corrupción del PP? Ahí no. Ninguna explicación a Ayuso". Ya puesta, durante su pregunta, la diputada de ERC Teresa Jordà atizó a la presidenta madrileña por "insolidaria".

Miguel Tellado tampoco mereció la puerta grande, si bien aumentó el nivel general: "Robaron desde distintos ministerios y varias comunidades autónomas durante la pandemia a cargo de comisiones. Vemos a la señora Montero metida en un gran lío por revelar información confidencial de un contribuyente. Dará explicaciones donde corresponde, que es en los juzgados". El portavoz del PP en el Congreso preguntó a Félix Bolaños "cuál es la relación de su Gobierno con la corrupción". El ministro tridentino, ufano, le aconsejó leer "sobre las leyes que pregunta" y, ya puesto, un libro de Rafael Reig. La diestra de Feijóo enumeró las cosas del Gobierno que "sólo se pueden llamar corrupción", como "rebajar las penas de malversación a cambio de apoyo político", "colocar al frente de instituciones públicas a amiguetes y militantes socialistas" o "que familiares del Gobierno mantengan reuniones con empresarios que luego reciben ayudas". El titular de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, de nuevo: "Lea algo". Nobleza obliga: es algo que él, a diferencia de Pilar Alegría, sí se puede permitir decir.

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