Comencemos por lo moral o, más bien, por su contrario: pocas horas después de que Cayetana Álvarez de Toledo expusiera en el Congreso su irrebatible decálogo de razones para reconocer a Edmundo González Urrutia como presidente electo de Venezuela, en la sesión de control de este miércoles, Miguel Tellado preguntó a Félix Bolaños si, para el Gobierno del Reino de España, "es Nicolás Maduro un dictador" y por qué el Ejecutivo patrio evita refrendar la victoria del candidato antichavista. El ministro tridentino respondió entre Broncano y Lidia Lozano, gastando una obscenidad urticante, bromeando con las vacaciones estivales y exponiendo los supuestos logros económicos de Sánchez & Sons. Menos mal que no acudieron, a diferencia del martes, Antonio Ledezma, Leopoldo López y la hija de González, Carolina: los ujieres les tendrían que haber dado un saco colosal de bolsas para el mareo. Qué fácil es convertir el Palacio de las Cortes en un muladar.
Tellado, uno de los pocos púgiles parlamentarios genoveses que hacen pupa de verdad, reaccionó con un preciso uppercut: "Es tan frívolo como su vídeo con el peluquero". El portavoz del Grupo Popular censuró la "falta de respeto absoluto" de Bolaños a los venezolanos y siguió enumerando interrogantes pertinentes y retóricos: "¿Por qué prefieren una dictadura de izquierdas a un gobierno democrático distinto? ¿Hay líderes del socialismo español corrompidos por la narcodictadura de Maduro?". Por su parte, el titular de las carteras de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes continuó en sus vomitivos trece: "Cuando quiera, vamos usted y yo al peluquero. No hay ningún problema". El asunto se lo ventiló escudándose en la posición de la UE. Y Zapatero, mientras, bailando "La Gozadera".
El pleno no dio para mucho más. Con Pedro Sánchez merendando naranjas en la China-ná, Feijóo ejerció de testigo silente y comprobó cómo Cuca Gamarra y Juan Bravo preguntaron a María Jesús Montero por el cupo catalán y cómo la viseprecidenta, con un quiebro magistral e imprevisible, en plan Vinícius, volteó el debate para acabar hablando, casi en exclusiva, de unas escuelas que Juan Manuel Moreno ha rechazado construir en Andalucía. Peor lo pasó con la valida puigdemontonera Míriam Nogueras, quien le preguntó si podía confirmar que el cupo catalán "es un concierto económico como el vasco" y le exigió que "vulemmmm el controlllll", o como se escriba –creo que me he quedado corto con las emes y las eles–, "de todos los ingresos y de todas las políticas de Cataluña". La titular de la cartera de Hacienda, por la tangente, felicitó la Diada y celebró que la situación de la autonomía "es mucho mejor tras la llegada del presidente Sánchez".
Jaime de Olano profundizó en las "tentaciones autocráticas de Sánchez": "Franco ha pasado del comodín a ser el modelo para Sánchez". Respuesta de Bolaños: "Son ridículamente apocalípticos". Otro pepero, Jaime de los Santos, histriónico e impostado, entre un locutor nocturno de la SER y Toni Cantó, se ciscó en la Ley de Paridad y en la de Amnistía: "La pobreza siempre tiene cara de mujer". La ministra de Igualdad, Ana Redondo, invocando a san Jesús Quintero –Dios le tenga en su gloria–, le pidió "un poquito mah, un poquito mah", y celebró que "la Ley de Paridad se ha resuelto, no hay ningún problema ya" y que incluso la Trans "funciona correctamente". Pues hale, a seguir.