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Torturado hasta la muerte en las cárceles de Cuba

Manuel de Jesús Guillén tenía apenas 26 cuando salió a las calles de la capital de para filmar y difundir las imágenes de las protestas del 11 de julio.

Manuel de Jesús Guillén tenía apenas 26 cuando salió a las calles de la capital de para filmar y difundir las imágenes de las protestas del 11 de julio.
El preso asesinado era promotor de Cuba Decide. | Cuba Decide

El pasado sábado, el régimen cubano sumó una víctima más a su larga lista de asesinatos selectivos. Se trata de Manuel de Jesús Guillén, un joven habanero de 29 años. Tenía apenas 26 cuando salió a las calles de la capital de para filmar y difundir las imágenes de las protestas del 11 de julio. En esos días históricos él, como tantos otros, perdió el miedo e hizo posible que el mundo entero mirara hacia Cuba.

Aquel aperturismo y supuesto proceso de reformas con el que Raúl Castro quiso encandilar a Obama y al mundo entero quedaba al descubierto. El pueblo hablaba como no se recordaba que lo hubiera hecho antes. Tomaba las calles gritando libertad, patria y vida. La dictadura quedaba desnuda; y, con ella, también una comunidad internacional que había mantenido en silencio durante demasiado tiempo.

El régimen no podía permitírselo y respondió con una represión feroz. Golpizas, detenciones, actos de repudio organizados por la policía política. En esos días, Manuel de Jesús fue arrestado y condenado a seis años de cárcel que cumplía en la prisión de Combinado del Este, una de las cinco cárceles de máxima seguridad que existen en la Isla, a unos 10 kilómetros de La Habana.

Manuel de Jesús, miembro de la Unión Patriótica de Cuba y promotor de Cuba Decide, jamás se doblegó y el régimen terminó acabando con su vida. Su cuerpo presentaba evidencias de violencia, huesos rotos, hematomas. Su madre, Dania María Esplugas, responsabiliza al régimen cubano de haber torturado a su hijo hasta la muerte. En un vídeo sobrecogedor denuncia: "¡A golpes me lo mataron!".

No es una novedad. En los inicios de la Revolución, en la Cheka de la Cabaña, el Che Guevara ordenó personalmente cientos de fusilamientos de sus adversarios políticos. Solo en el primer año existen 900 asesinatos documentados. Desde entonces, Archivo Cuba ha registrado centenares de muertes en las cárceles cubanas: algunas como consecuencia de la negación de asistencia médica; otras, como resultado de huelgas de hambre, como la de Orlando Zapata en 2010; muchas, como la de Manuel de Jesús Guillén, fueron víctimas de asesinatos dentro de la prisión; y, entre ellas, no faltan las provocadas fuera de las prisiones de la Isla, como el asesinato que acabó con la vida de Oswaldo Payá y Harold Cepero en 2012.

El asesinato de Manuel de Jesús Guillén no puede caer en el olvido. El régimen cubano es responsable de otra muerte. Y los miles de presos políticos que todavía aguardan en las prisiones viven con la esperanza de esta vez el mundo no mirará hacia otro lado.

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