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El PSOE sigue cuidando a la 'Famiglia'

El hoy Partido Sanchista Trolero Español siempre ha sido famoso por sus esposas, por sus hijos, por sus hermanos y por sus hermanísimos.

El hoy Partido Sanchista Trolero Español siempre ha sido famoso por sus esposas, por sus hijos, por sus hermanos y por sus hermanísimos.
La mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, durante el 41 Congreso Federal del PSOE. | EFE

No es nada nuevo bajo el sol. Todo lo contrario, el modelo familiar ha existido siempre en el PSOE y más concretamente en el PSOE andaluz, pero en general en el PSOE. El hoy Partido Sanchista Trolero Español, el partido del "que te vote Chapote", siempre ha sido famoso por sus esposas, por sus hijos, por sus hermanos y por sus hermanísimos.

Que se lo pregunten a Alfonso Guerra, a su hermano Juan y al resto de sus hermanos; que se lo pregunten a Juan Espadas y a su esposa, la señora Guarpoerfe, ésa que decía y dice que trabajaba en la FAFFE con el Word Perfect, una década después de que este programa informático desapareciera. Y que se lo pregunten, claro, a Begoña Gómez, que por ser quien es, esposa del presidente del Gobierno, tenía despacho propio y asesora o secretaria bajo el título de directora de Programas del Ministerio de la Presidencia, en la persona de Cristina Álvarez, su antigua amiga y compañera en la empresa Inmark que entró en La Moncloa como asesora de Pedro I El Falso y que ahora se ha quedado muda al ser llamada a declarar en el Senado.

Un amigo suele repetirme que "cuando por la puerta se asoma la cabeza de un burro, no te engañes; lo que viene detrás es el burro". Así, nadie que se haya molestado en conocer un poco los entresijos y peculiaridades del PSOE, puede extrañarse de que haya sido ése y no otro, como lo es siempre, el modelo que se ha impuesto en el Congreso Federal del PSOE en Sevilla a la hora de elegir los cargos, también en cuanto a los representantes andaluces se refiere.

En este contexto, llama poderosamente la atención el ascenso a la Ejecutiva Federal de Anabel Mateos, obviamente, una auténtica desconocida para cualquiera que se esté entreteniendo en leer estas líneas. En el currículo de doña Anabel figura únicamente su papel como concejal, diputada provincial y unos años como delegada provincial del Instituto Andaluz de la Juventud. Apenas cargos orgánicos de partido ni a nivel provincial ni mucho menos autonómico, ninguna relevancia, ningún cargo representativo a nivel nacional ni andaluz. Eso sí, doña Anabel ha estado trabajando para la consultora Acento, cuyo CEO es Pepiño Blanco, el hombre de los maleteros y las gasolineras y del que fue uno de sus hombres fuertes junto a Óscar López, Antonio Hernando, curiosa y casualmente hoy su marido.

Así es que Anabel Mateos da el salto al plano nacional del PSOE, integrándose en su Ejecutiva Federal, tras décadas de militancia en las que no pasó del escalafón de diputada provincial, tras haber iniciado una bella historia de amor con el que ahora, tras años de ostracismo, vuelve a ser una pieza clave en el entorno de Pedro I El Falso. Cosas de la casualidad.

Como lo debe ser, también, la historia de Indalecio Gutiérrez Salinas, popularmente conocido en Almería como Sobalecio, precisamente por haber llegado al Congreso de los Diputados sin ningún tipo de preparación, sólo por haber sobado con entrega el lomo del hoy secretario general del partido, cuando a éste apenas le respaldaban los Koldo, Ábalos y Santos Cerdán. ¡Un cuarteto de los que por ahora sólo quedan lejos del juez la mitad! Sobalecio era un concejal raso, pero su apoyo al clan del Peugeot le llevó a ser designado por el secretario de Estado para la Memoria Democrática, Fernando Martínez, gran político disfrazado de historiador, como secretario general de la Agrupación Local de Almería y después suplente en la lista del Congreso, época en la que trabajó duro para que el exministro Guirao (qepd) abandonara su escaño para entrar él.

Sobalecio cayó a las alturas y se comportó haciendo honor a lo que siempre había sido. Y cuando llegaron la pandemia y el confinamiento, no dudó en hacerse notar en las noches del Restaurante Ramsés e incluso en las del garito Sombras, donde algunos daban rienda suelta a sus más íntimas pasiones. Eso al menos dijo, en el sumario del Caso Mediador, el amigo Tito Berni, que calificó a Sobalecio como "el gallo del corral".

Lógicamente, el pobre Sobalecio fue defenestrado de manera radical, pero él continuó ahí, mandando cartas a Madrid, haciendo valer sus contactos, agazapado y sin hacer ruido, sin ir a ningún sitio, pero trabajando el lomo de Fernando Martínez y del propio Pedro. Y aunque tiene una cita pendiente con la Justicia, tras un período de nevera parecido al del mencionado Antonio Hernando, ahora repite como miembro del Comité Federal. Sobalecio no es familia de nadie en el partido, pero la cercanía a los lomos más poderosos lo han convertido en alguien como de la casa para el clan de La Moncloa. El PSOE sigue cuidado a la familia, en concreto, a la suya.

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