
En el himno nacional venezolano, un canto patriótico de 1816, se dice al final: "…y si el despotismo/ levanta la voz/ seguid el ejemplo/que Caracas dio". El próximo 10 de enero, esto es, de aquí a dos días, Caracas y Venezuela toda deberán hacer un extraordinario esfuerzo cívico y democrático para lograr que el ganador de las elecciones, Edmundo González Urrutia, sea finamente proclamado presidente de la República de Venezuela.
Deberán, pues, hacer efectivo el mandato del artículo 130 de la Constitución vigente que exige que "los venezolanos y venezolanas tienen el deber de honrar y defender a la patria, sus símbolos y valores culturales; resguardar y proteger la soberanía, la nacionalidad, la integridad territorial, la autodeterminación y los intereses de la Nación". Que gobierne el ganador, por inmensa diferencia, de las últimas elecciones es la mejor manera de honrar y defender a la Patria.
En torno a Venezuela, nuestro cada vez más lamentable ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, incluso se atrevió a decir casi —al mismo tiempo que el Congreso de los Diputados proclamaba la victoria electoral de González Urrutia—, que "la posición del Gobierno de España es la posición de la Unión Europea, de Naciones Unidas y de los observadores internacionales que estuvieron allí. Tenemos que conocer las actas para con transparencia saber cuál fue el resultado electoral".
El famoso Centro Carter de valoración de la limpieza democrática ya denunció que "el proceso electoral de Venezuela en 2024 no ha alcanzado los estándares internacionales de integridad electoral en ninguna de sus etapas relevantes y ha infringido numerosos preceptos de la propia legislación nacional. Se desarrolló en un ambiente de libertades restringidas en detrimento de actores políticos, organizaciones de la sociedad civil y medios de comunicación. A lo largo del proceso electoral, las autoridades del CNE mostraron parcialidad a favor del oficialismo y en contra de las candidaturas de la oposición".
A pesar de ello, el resultado de las elecciones venezolanas fue claramente favorable a la oposición y una derrota del sátrapa Nicolás Maduro. Según el mismo Centro, las actas recogidas y amparadas arriesgadamente por miembros de la oposición, más del 83% del total, muestran que el candidato Edmundo González Urrutia, exiliado luego en Madrid, obtuvo el 67% de los votos, frente al 30% de Nicolás Maduro. Cuatro millones largos de votos por encima. Ni Hugo Chávez en sus mejores días logró una diferencia tan acusada.
Pero el régimen tiránico obligó a González Urrutia a exiliarse forzadamente a Madrid en una vergonzosa operación con la embajada española en Caracas convertida en centro de amenazas y extorsión hacia el democrático ganador. Los españoles hemos visto cómo un expresidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, medraba debido a sus complicidades con el dictador Maduro y cómo un embajador español, el socialista Raúl Morodo, robaba a manos llenas.
También hemos visto a la ahora vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, que tiene prohibida su entrada en la UE, paseando ilegalmente por España cargada de maletas, símbolo de los oscuros favores y negocios que vinculan al Gobierno de Pedro Sánchez, entonces representado por el ex ministro José Luis Ábalos, ya imputado de diversos delitos en el Tribunal Supremo. Del comunismo patrio o separatista, ni hablamos. Aún maman de las ubres de la dictadura venezolana sin recato alguno.
Resulta especialmente vergonzoso que, tras el reconocimiento de González Urrutia como legítimo presidente electo de Venezuela por España, por la Unión Europea, por Estados Unidos, Argentina y otros muchos países, el gobierno de Pedro Sánchez no haya dado muestras de sensibilidad alguna hacia el ansia pacífica de libertad del pueblo venezolano y esté callando ante las amenazas vertidas por el régimen tiránico contra el ya reconocido presidente de Venezuela. Hasta recompensa ofrece por su detención.
¿Cómo puede conseguirse el triunfo de la libertad cuando los militares obedecen al tirano y China, Irán, Rusia, Turquía y otros ejemplos de "democracia" sostienen su dictadura? Agapito Maestre, uno de los grandes pensadores españoles de la política, apuntaba el otro día en estas mismas páginas una vía pacífica que podría ser eficaz: que todos los países europeos, Estados Unidos y todos los países que han reconocido a González Urrutia como nuevo presidente electo, manden representantes que lo acompañen en persona a Caracas a tomar posesión de su cargo: un batallón democrático contra el usurpador. ¿Se atrevería el tirano a encarcelarlos a todos?
Resulta asquerosamente vergonzoso el silencio del PSOE y el gobierno mientras el propio Felipe González y otras personalidades democráticas hispanoamericanas así como el gobierno de Javier Milei, ya se han ofrecido a acompañar a Edmundo González Urrutia a Caracas para impedir cualquier atentado contra su persona y contra el proceso electoral del pasado 28 de julio de 2024. ¿O es que EEUU, Biden y Trump, la Unión Europea y todos los que reconocen la victoria de la oposición van a consentir que Maduro se apropie de nuevo del gobierno de la Nación de manera ilegal y por la fuerza?
Eso sí, ya sabemos que en esa escolta de la democracia y la libertad venezolanas no estaría ningún mandatario del gobierno español de Pedro Sánchez para vergüenza eterna del PSOE, de sus socios y de España.