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Cuanto mejor, peor

El engaño de "lo mejor" está acabando con las esperanzas sociales, contraviniendo los principios vitales de la sociedad.

El engaño de "lo mejor" está acabando con las esperanzas sociales, contraviniendo los principios vitales de la sociedad.
Pedro Sánchez. | Europa Press

Asumo que el título de hoy se presta a que algún purista –a quien siempre respetaré– descalifique su enunciado por contener una "contradictio in terminis". Nada que decir al buen amigo purista, aunque explicaré por qué lo mantengo.

Se dice que, el título inverso, abunda en la literatura política. A decir de sus partidarios, ante escenarios políticos de gran autoritarismo, aceptados por una sociedad dormida, predicar que, "cuanto peor, mejor", equivale a una llamada revolucionaria, para despertar a la sociedad, ante la peor situación, derrocando el sistema que la produjo.

Lo que pretendo con el título de mi opción es algo más inocente, probablemente menos cruento, aunque en algo puede parecerse al anterior. La llamada, en este caso, es una interpelación a la inteligencia, para que se adentre en lo considerado bueno, según el Gobierno, llegando a conclusiones propias.

Mientras fuere una cuestión de detalle, la eficacia de lo esperado, por recordar el principio de "cuanto mejor, peor", será mínima, inapreciable. El resultado cambiará, si se concluye que, el engaño de "lo mejor", está acabando con las esperanzas sociales, contraviniendo los principios vitales de la sociedad, restringiendo libertades, o cuestionando derechos fundamentales, que exigen máximo respeto.

Todo empieza por las dudas sociales acerca de la situación que se vende como "mejor". Para ello, no olvidemos que "mejor" es el adjetivo comparativo de "bueno", por lo que, si no consideramos "bueno", lo que se nos está vendiendo como tal, estamos alejándonos, también, de lo "mejor".

Para ello, adentrémonos en la probable diferencia entre lo que se dice y lo que realmente es. Conviene recordar aquí, aquel viejo refrán de: "Dime de qué presumes y te diré de qué careces". A la luz de este refrán, redactemos de nuevo el título de hoy, sin restricción de términos, como: "Cuanto mejor te digan que estás, comprueba que realmente estás peor".

Los resultados sorprendentes de lo "mejor" son numerosos, a decir del gobierno. Así, por primera vez en España, dos millones de subsidiados perciben el Ingreso Mínimo Vital, al cierre de 2024. Es decir, estamos en el momento histórico de mayor pobreza.

Conveniente sería que el crecimiento de la economía española, según nos dicen, fuese referente para toda la Unión Europea: "pata negra ibérica". El azar, sin duda, ha hecho coincidir este logro, con los 35.000 millones de euros, que el INE ha inyectado a las cifras previstas del PIB. ¡Casualidad de casualidades!

El pilar de la vivienda se desmorona, tanto, que el presidente Sánchez, esta semana, a la hora de prometer viviendas nuevas, las ha concretado en miles y miles y miles… para todos. ¡Un caos, superlativo!

Somos, además, tan "mejores" que, aunque embarguen inmuebles del Estado en el exterior, por insolvencia, el Tesoro Público prevé emitir unos 280.000 millones de deuda; todo un éxito de empobrecimiento. ¿Quién pagará?

Además, se acabaron las estadísticas creíbles, aunque en el menú aparecen 870 mil pluriempleados, un millón aproximadamente de fijos discontinuos y, como resultado, unos cuatro millones de parados. ¡Esto es, fortaleza del mercado de trabajo!

¿No convendrían logros menos "mejores", para reducir los resultados "peores"?

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