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La Moncloa, epicentro de toda la corrupción sanchista

Los escándalos del sanchismo son tan numerosos y tan graves que no pueden despacharse como hechos aislados habituales en cualquier administración.

El sanchismo es un estilo de gobierno en el que la primera autoridad en la persecución del delito destruye las pruebas que lo incriminan por graves acusaciones y, en consecuencia, pasa a estar perseguidoa por la policía y los jueces como un vulgar delincuente. Pero el Fiscal General del Estado, fiel lacayo del Gobierno, es tan solo el personaje más representativo de la corrupción institucional con la que Sánchez socava nuestra democracia. La comisión de graves delitos, su ocultación posterior, el ataque a los jueces que los investigan y las amenazas a los medios que los denuncian es el guión establecido desde arriba para tratar de eludir la acción de la Justicia y ganar tiempo en una legislatura cada vez más desquiciada. Un guión que, todo parece indicar, se escribe y supervisa en la sede de la Presidencia del Gobierno de la Nación.

La última autoridad judicial en apuntar a La Moncloa como el ente coordinador de la actual ola de corrupción es la magistrada que instruye el caso del hermano de Sánchez, por su contratación irregular en la diputación de Badajoz para un puesto de alta dirección que, al parecer, jamás llegó a desempeñar de manera efectiva. Lo que la jueza necesita constatar son las circunstancias en las que se produjo el desembarco en la Diputación de Badajoz de Luis María Carrero Pérez, asesor de La Moncloa, para pasar a las órdenes del hermano de Pedro Sánchez. al que se refería como "hermanito" haciendo gala de una gran familiaridad.

Expirados los plazos formales, la instructora ha adoptado la determinación, inaudita aunque necesaria, de enviar a la Guardia Civil al Palacio de La Moncloa para incautar toda la información referida "a los puestos que haya ocupado Luis María Carrero Pérez, fecha de inicio y finalización de los mismos, contratos laborales firmados y motivo y fecha de la extinción de su relación laboral", todo ello con el fin de determinar "la posible existencia de indicios de criminalidad en la creación y adjudicación del Puesto de Jefe de Sección de Centros y Programas de Actividades transfronterizas", que es donde terminó recalando este funcionario de Moncloa.

Así pues, no solo estamos ante la posible creación ilegal de una plaza ad hoc para el hermano del presidente, sino también del acomodo en el presupuesto público pacense de un asesor monclovita para estar al servicio del "hermanito". Doble escándalo y una más que probable doble imputación, derivadas de un tipo de corrupción familiar que jamás tuvo lugar durante el mandato de los seis presidentes del Gobierno anteriores a Pedro Sánchez.

Los escándalos del sanchismo son tan numerosos y tan graves que no pueden despacharse como hechos aislados habituales en cualquier administración. En primer lugar, porque todos surgen del entorno del Presidente del Gobierno; en segundo, y más importante, porque la manera de ocultar las actividades corruptas de los implicados y de amenazar a jueces y periodistas desde el propio Gobierno degradan nuestro régimen de libertades y nos acercan a los regímenes dictatoriales, tan queridos por los socios del sanchismo.

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