
La gran familia socialista. Furgoneta de cariñosas al parador de Teruel. Traídas ex profeso de Valencia porque las de Teruel no le acababan de convencer al bueno de Ábalos, José Luis, a la sazón ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana. Lo que pasa en Teruel se queda en Teruel. Que corra la nicotina. Es lo que ha dicho la actual ministra portavoz, Pilar Alegría, sobre un tumultuoso episodio en tiempos de pandemia que implicaría al que fuera de la cuadrilla del Peugeot con unas prostitutas en el referido parador. Todo presunto, pero las comadres socialistas murmuran por los pasillos que eso ya se sabía. Supuestamente, por supuesto.
Un as Ábalos, tocado y hundido pero amarrado como un percebe a la presunción de inocencia que su excompañera de gabinete María Jesús Montero niega a los futbolistas brasileños. En los cenáculos socialistas se habla y no se para de Ábalos y sus queridas, del hermano de Pedro y de la señora de Sánchez. En todas las conversaciones planea el cargo de encubrimiento porque no se contempla la posibilidad de que el presidente del Gobierno no supiera en su momento lo de su fiel amigo y leal colaborador, lo de su propio hermano en la Diputación de Badajoz o lo de su misma esposa en los casos Barrabés, Complutense y Air Europa, por citar sólo unos cuantos.
Todo sea por la familia. Sobrinas, hermanos, mujeres... Adif, Tragsa, la Complutense, la Oficina de Artes Escénicas de la Diputación de Badajoz o el África Center. Cuelgan del Gobierno miles de empresas, consejos de administración, entes, agencias, departamentos y chiringuitos en los que presidente, ministros, secretarios y subsecretarios pueden enchufar sin reparos ni contemplaciones a sus amantes, secuaces, mamporreros y protegidos. Sociedades como Paradores, Renfe y otras históricas empresas públicas, más fundaciones, universidades, sociedades y patronatos de toda clase y condición que albergan en su nómina una cantidad ingente de seres de luz, las sobrinas políticas.
Desde la perspectiva socialista "el Estado" es la empresa española más importante e imponente, la más fiable, la que lo aguanta todo y la que nunca pierde. La pública, de la sanidad a la enseñanza, de la defensa a las infraestructuras. Médicos y camareros. Todo y más, comunicaciones, tecnología, industria y hostelería. Y sobre todo, Hacienda.