
Llevamos meses de portadas en las que aparecen altos cargos del PSOE vinculados a una lista infinita de prostitutas, de las que se enrollan que te cagas y de las que tienen un pase, en medio de las más pornográficas corrupciones, y al Amado Líder socialista se le ha ocurrido una gran idea para lavar la imagen del partido: convocar "un acto con mujeres". Ejem. Brillante. Supongo que el invitado estrella será Ábalos, la seguridad correrá a cargo de Koldo, y del refrigerio y bailoteo se encargará el Tito Berni. La crónica saldrá de la pluma de Leire.
Más aún, Sánchez se ha puesto a anunciar la designación de mujeres para altos cargos como si no hubiera mañana, empezando por la sustituta de Santos Cerdán. Y, por si no hubiéramos cogido el tenebroso mensaje, saca a la ministra de Inclusión o como se llame el ministerio ese, Elma, a decir que está orgullosa, "como mujer", de que "una mujer" ocupe el cargo del que ha terminado en la trena, supongo que como hombre. Ah, ya lo capto. ¡Qué sutil inteligencia! Que toda la corrupción del PSOE es culpa de los hombres. Acabáramos. ¿Y entonces las corruptas, qué son? No va a quedar más remedio que llevar un sexador de pollos a Ferraz.
Elma saltó fugazmente a la fama por aquello de "yo admiro mucho al presidente", que "tiene al país en la cabeza", y que "tiene muy claro cuáles son las políticas que funcionan y que nos hacen avanzar". "Yo le admiro profundamente", insistía en medio de un inmenso charco de almíbar la ministra antes de aclararnos que "no es peloteo". Ese día Sánchez se rompió la camisa y se dijo al espejo: "más guapo que ayer, pero menos que mañana".
Creía que esta estúpida verborrea de diferenciar entre hombres y mujeres, y de sentir profundo orgullo de tener pilila o no, como si Dios les hubiera dado a elegir antes de empezar el partido, era algo del pasado. Lo pintes como lo pintes, alegrarse de que una mujer llegue a un cargo del partido por ser mujer deja a la candidata como si fuera una idiota; pero no pretendo que Elma, que quizá no es el lápiz más afilado del estuche, lo comprenda. Que es que además hablamos de un partido político, que no es ninguna meritocracia, que ahí te ponen si eres lo bastante sumisa al Amado Líder. Feminismo, dice.
En cuanto a Sánchez, como oscila entre la sinvergonzonería y la locura, comprendo que quiera vendernos este arrobo feminista, pero lo cierto es que no nombró a ninguna mujer para ese cargo, sino a Santos Cerdán, y lo ratificó casi hasta que cruzó el umbral del Soto del Real, de modo que la única explicación para que ahora elija a una hembra –y sobre todo, lo anuncie con entusiasmo feminista- es porque parece evidente que todos los machos al final se le pierden entre luces de neón, como la canción de Lori Meyers.
¡Arrepentíos! Cuentan los cronistas que el presidente-sacerdotiso propondrá, en el acto feminista, sanciones internas para los que se pequen de adulterio de compra-venta, y me pregunto qué importan las multas si lo están pagando todo con favores, mordidas, y mordiditas.
No obstante, la iluminación de algún asesor de La Moncloa consiste ahora en desviar el debate de la corrupción a los prostíbulos, como si fuera lo importante, olvidando que la única razón por la que hablamos de las escorts de la banda del Peugeot es porque recibieron enchufes, dineritos de extraña procedencia, y otros servicios públicos con nuestro dinero. El asunto sexual nos resulta irrelevante. Lo que nos importa, como dicen en mi pueblo, son los dineros. Pero no creo que hablen de esto en el acto