
Llevo años escuchando unas peroratas insoportables sobre "lo público" de toda la izquierda, que si la sanidad pública, que si la educación pública, que si la televisión pública… todo tiene que ser de todos, que es la forma más rápida y directa para que sea de unos pocos, dicho sea de paso.
El tostón sería insoportable en cualquier caso, pero lo peor de todo es que además de los sermones tenemos que soportar ver cómo esos ayatolas de lo público recurren a lo privado en cuanto les conviene, que es casi siempre.
Este miércoles Libertad Digital desvelaba que la hija de Pedro Sánchez está matriculada en una universidad privada y carísima, más concretamente en una de esas a las que el presidente llamaba "chiringuitos" hace poco más de medio año: a finales de marzo.
Es decir, que sólo semanas después de decir que las universidades privadas son "chiringuitos educativos que no cumplen el nivel que cabe exigirle a la educación superior", el matrimonio Sánchez-Gómez estaba matriculando a su hija en uno de ellos.
Y por si eso no les parece un ejemplo suficiente de la descomunal impostura que es Pedro Sánchez para absolutamente todo, hay que recordar –Libertad Digital lo hacía entonces– que el propio marido de la pentaimputada Begoña había dado clases en uno de esos "chiringuitos": la Universidad Camilo José Cela.
No sé si eso es bueno o malo, pero les reconozco que Pedro Sánchez sigue sorprendiéndome. Y miren que estoy hablando del tipo que hizo una moción de censura por la corrupción y luego colocó a Ábalos, Koldo y Cerdán, a su hermano y a su mujer; del que hablaba de transparencia y luego ha sido el presidente más opaco de la historia; que presumía de austeridad hasta que se pudo subir al Falcon; del que no iba a indultar a los golpistas y los indultó; del que pensaba que la amnistía era un despropósito hasta que necesitó darla…
Y es que todo es mentira, impostura y postureo ya no en lo político, sino en la propia vida privada de ese defensor de los pobres y las mujeres que se compró una casa de lujo en el municipio más rico de España –Pozuelo de Alarcón– con el dinero las saunas de su suegro. Entiendan aquí el término sauna en su verdadero sentido, que en este caso no tiene nada que ver con Finlandia.
Puede que alguno de ustedes esté pensando que la hija de los Sánchez-Gómez tiene tanto derecho como los demás a ir a la universidad que le dé la gana. Yo no le deseo ningún mal a esa joven que bastante tiene con ser hija de esos dos jetas, pero no: no puedes pasarte la vida dando lecciones de moral que no eres capaz de aplicarte a ti mismo. A menos que seas de izquierdas, claro, en ese caso tienes carta blanca y un equipo de opinión sincronizada capaz de defenderte cuando dices que algo es blanco y todavía más al día siguiente si dices que es negro. Perdón, quería decir afrodescendiente.


