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Zapatero, Cerdán y esa foto con Puigdemont

El expresidente del Gobierno es el perejil de todas las salsas. De China a Venezuela, e incluso con un empresario detenido por la Guardia Civil.

El expresidente del Gobierno es el perejil de todas las salsas. De China a Venezuela, e incluso con un empresario detenido por la Guardia Civil.
Europa Press

El exsecretario de organización de Sánchez en el PSOE, Santos Cerdán, manifiesta la especie de que es víctima de un "golpe judicial contra el Estado de derecho". Así lo ha dicho en el Senado, donde se ha acogido a su derecho a no declarar para declarar que todo es un montaje, que no sabe nada de Servinabar y que en los audios de Koldo su voz no es su voz, que está manipulada. La inteligencia artificial, ya se sabe.

Se nota que entre los abogados de Cerdán está el independentista Benet Salellas. Eso de pretender que todo el mundo es imbécil es uno de los rasgos esenciales del catalanismo. Así que Cerdán se presenta nada más y nada menos que como víctima de una conspiración por culpa de haber firmado el Pacto de Bruselas con Junts para la investidura de Sánchez. Más concretamente, por la foto con Puigdemont en un cuarto decorado con el cuadro de una urna del golpe de Estado del 1-O. Acabará por pedir que a él también se le aplique la amnistía.

En Junts se considera que Cerdán es una víctima del "lawfare" igual que Pedro Sánchez. Todos los problemas judiciales del PSOE y del Gobierno se atribuyen a una guerra del Estado profundo cuya gran evidencia sería aquello de José María Aznar sobre la obligación cívica de actuar contra la corrupción y el autoritarismo. Para los hijos y nietos de Jordi Pujol, la corrupción es un pecado venial, una desviación sin importancia. Y entre cleptócratas no se pisan la manguera. Además, cuanto más débil esté Sánchez, mejor para ellos.

Cerdán, por su parte, debe pensar que con el tiempo se reconocerá su condición de víctima y se premiará su dedicación a la causa del socialismo. Y que como pidió Jordi Évole en un histórico artículo en La Vanguardia, se le dedicarán calles en Cataluña. "Si los catalanes tenemos memoria y somos justos, algún día, en algún pueblo o ciudad catalana podremos transitar por la calle de Santos Cerdán", escribió exactamente ese monstruo del periodismo. Fue a cuento de la firma del acuerdo de investidura por el que Sánchez le debe la presidencia a un prófugo de la justicia y al propio Cerdán, que fue quien la consiguió a cambio de la amnistía. La legitimidad sanchista.

En eso de Cerdán con los golpistas también sale José Luis Rodríguez Zapatero, el hombre de moda en las cloacas socialistas. El expresidente del Gobierno es el perejil de todas las salsas. De China a Venezuela pasando por una zona sin cobertura para hablar con un empresario detenido por la Guardia Civil. Además, cuando Cerdán ingresó en la cárcel, Zapatero quedó al frente de las negociaciones con Puigdemont en Suiza. Precisamente en Suiza. No es descartable que en breve sea Zapatero quien también atribuya sus pesares a haber hablado con Puigdemont, quien, como todo el mundo sabe, es gafe.

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