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Agapito Maestre

Aplausos de propaganda y muerte

Tengo la sensación de que la política ha desaparecido definitivamente en España.

Tengo la sensación de que la política ha desaparecido definitivamente en España.
Pedro Sánchez, recibido con aplausos por sus ministros. | EFE

Porque el derrotismo no es bueno para la política, y mucho menos para el análisis político, no negaré la importancia del Acuerdo de Bruselas para salir de la devastadora crisis que ha traído a Europa la covid-19. No niego que esos acuerdos pudieran tener para España unas repercusiones parecidas a las que tuvieron para Alemania, después de la Segunda Guerra Mundial, las ayudas que recibió este país de EEUU. Especulemos, sí, sobre todo lo bueno que podrían y deberían ser estos acuerdos. Pero, por favor, seamos realistas. Miremos de frente a los políticos españoles en general, y al Gobierno de España en particular. Miremos y levantemos acta de lo que hay.

Nadie se engañe con las condiciones, que otros escriben con el palabro condicionalidades, puestas por la UE para recibir importantes fondos que nos ayuden a salir de la crisis sanitaria, social y económica. Esas condiciones no son nada para quienes conciben la política como el mantenimiento del poder por el poder. Sí, España, o mejor, el Gobierno de España, recibirá esos fondos para su mayor gloria. Nadie dude de que los repartirá a su antojo, conociendo la endeble oposición de Casado, pero sobre todo servirán, y eso es lo peor, para alimentar a la entera casta política en el poder. Entonces, ¿por qué tanto extrañarse de los aplausos recibidos por Sánchez en su Consejo de Ministros y en su Parlamento? ¿Poco importa que los aplausos sean reales, fingidos o cínicos? Los aplausos de la tropa populista han empezado con fuerza y convicción. Los aplausos de la castuza política a su líder Sánchez se prodigarán aún más en el futuro. Los aplausos constituyen el principal medio para que este tinglado no se caiga.

Sí, tengo la sensación de que la política ha desaparecido definitivamente en España. Porque solo hay propaganda, engaño y demagogia, los fondos que recibiremos de la UE no sólo serán un balón de oxígeno para que Pedro Sánchez aguante unos meses más en el poder, sino que podrían significar su consolidación hasta el final de la legislatura. Así de cruel es la vida de la política europea para los españoles de bien, para quienes trabajan cada vez más y sus salarios son menores, para quienes saben que sus ahorros terminarán siendo pasto de los tipejos que ocupan las instituciones. Sí, para quienes pagan sus impuestos y ven rebajados cada día sus sueldos y pensiones, para quienes sabemos que la democracia, o sea la separación radical de poder, saber y derecho, ha desaparecido en España, la llegada de estos fondos pudieran ser la consolidación de una tragedia nacional.

Si esos fondos europeos no son gestionados por una gran coalición de partidos nacionales, me temo que solo servirán para que el populismo quede instalado por décadas en el poder. Será el triunfo del aplauso populista, del mercadeo electoral y de la propaganda sin límite. Tendremos que seguir soportando un déficit público y una deuda desorbitados. Son duras, sí, las condiciones puestas por la UE para recibir la mitad de la ayuda que se nos ha concedido, pero eso no importa al populismo, porque se las saltarán con una extrema facilidad. La mitad de la ayuda será para quien la gestione y, por desgracia, la otra mitad será pagar a quienes propagan el infundio de que Sánchez es el mejor gobernante que podría tener España en estos momentos. Un infundio que, por desgracia, tiene alguna verosimilitud, ¿o acaso es mejor una oposición que no consigue echar a un fulano que gobierna con la prórroga de unos Presupuestos que presentó Montoro allá por los tiempos de Adán y Eva?

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