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Agapito Maestre

Dimisión, contra el Maltratador Nacional

La acción define al personaje. Sánchez es el máximo representante de la cobardía nacional.

La acción define al personaje. Sánchez es el máximo representante de la cobardía nacional.
Pedro Sánchez durante los abucheos, en presencia de Margarita Robles | EFE

Se refugió en un automóvil para eludir los gritos de dimisión. Se emboscó en el coche oficial para rehuir la realidad ciudadana. Estuvo escondido para no enfrentarse a la algarada. La acción define al personaje. Sánchez es el máximo representante de la cobardía nacional. Los refugios y escondites del maltratador, del tipo humano que inflige a otro ser humano dolor de modo gratuito, son múltiples y diversos. Todo le vale para esconder su cobardía. Ésta es la principal conclusión de toda fenomenología seria del maltrato humano. Cualquier cosa, persona o acción es aprovechada por el maltratador para no dar la cara y enfrentarse al peligro. Sánchez reúne todos los vicios del maltratador por antonomasia. Es difícil hallar en la historia de España un gobernante peor que él. Nada dice ni hace para que se le pueda excluir de ocupar el primer puesto en el maltrato a todos los españoles. En el día de la Hispanidad ni siquiera ha guardado las reglas mínimas del protocolo del desfile militar.

El caso de Sánchez es de libro. Es un castigador nato. Es tan malo con su nación que parece un político comprado por Putin. Por fortuna, ha sido descubierto por el común de los españoles. Es tan odiado que allá por donde va es increpado como un maltratador. Las ofensas, agravios y castigos al que somos sometidos diariamente todos los españoles por este sujeto es de tal envergadura que no puede salir a la calle sin ser increpado. Nadie lo quiere.

Sánchez sobrevive escondido en los viajes al extranjero, en los aviones y helicópteros que usa sin ton ni son. Se oculta en el palacio de La Moncloa y, sobre todo, busca protección en los partidos que odian España, comenzando por el de su propiedad, el PSOE. Ante un personaje de sus características es normal y comprensible la reacción de los ciudadanos que le han gritado en el día de la Hispanidad: "¡Dimisión!". Esta exclamación es el mejor reflejo del estado de ánimo de la Nación, de los españoles, ante su principal maltratador.

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