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Agapito Maestre

El morbo del PP

Salvar del desastre a tu adversario político no creo que sea muy inteligente y democrático.

Salvar del desastre a tu adversario político no creo que sea muy inteligente y democrático.
David Mudarra

Persiste el PP en salvar a un gobierno de España sin apenas legitimación democrática. Hace dos semanas fue mantener que, a pesar de las tropelías del gobierno de Sánchez, seguiría negociando con el PSOE todos los asuntos de Estado. La semana pasada fue apoyar en el Congreso de los Diputados la Ley de Seguridad Ciudadana. El asunto empieza a ser patológico. Después de aseverar que asistíamos a una crisis de Estado con un gobierno superado por las circunstancias, me resultó incompresible la actitud de Feijóo al anunciar que seguiría negociando con el gobierno los cargos del Consejo General del Poder Judicial; pero aún más demencial ha sido, después del aquelarre, paripé y estúpido teatrillo montado por los separatistas y exterroristas contra el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), votar con el gobierno una ley que, dicho sea de paso, no asegura ni la seguridad del asegurador.

Por esa senda, más pronto que tarde, la política del PP podría llegar a verse como algo enfermizo, morboso y maligno. En todo caso, nadie con sesera política puede dejar de contemplarla como una posición anómala. Fuera de la lógica democrática. Salvar del desastre a tu adversario político no creo que sea muy inteligente y democrático. Cuando un alto porcentaje de simpatizantes socialistas, incluidos algunos dirigentes del PSOE, está mostrando su malestar por las cesiones de Sánchez a los separatistas por el caso Pegasus, el señor Feijóo le da la mano al causante del atropello. No me extraña que Sánchez desprecie al presidente del PP. ¡Un gobierno absolutamente deslegitimado está siendo salvado por el partido alternativo! Es algo de todo punto incomprensible. Salvo que entre el PP y el PSOE exista un pacto secreto de la misma baja ralea que el existente entre los separatistas y el gobierno de España, la cosa no tiene un pase.

La infamia cometida contra el CNI, el máximo órgano responsable de velar por la seguridad de los españoles, por los separatistas, exetarras y el gobierno de Sánchez es de tal calibre que solo cabía una moción de censura por parte de la Oposición democrática. Sin embargo, el señor Feijóo ha preferido salvar al Gobierno apoyando su ley. La imagen pactista que pretende crearse Feijóo corre el riesgo de convertirse en una parodia caricaturesca de un líder político. Un burla para sus electores y, sobre todo, para los españoles que creemos antes en la coherencia que en la estulticia. Cualquiera con inteligencia política se hubiera negado a aprobar esa ley, porque habría tenido la ocasión de dejar al gobierno de Sánchez con las vergüenzas al aire. ¿O cree alguien que los socios separatistas de Sánchez lo habrían abandonado ante esa ley de seguridad ciudadana? No lo creo.

Feijóo ha perdido una gran oportunidad para demostrarle a todos los españoles que Sánchez y los separatistas tienen un pacto de hierro inquebrantable. Ha desperdiciado la ocasión de mostrar con claridad y contundencia que la estratagema contra el CNI era una consecuencia de ese pacto. El ataque al CNI es tanto del gobierno de Sánchez como de los separatistas. El CNI es, por fortuna, una de las pocas instituciones que Sánchez no ha logrado controlar. Creo que es, junto a la Guardia Civil, la única institución respetable que no se ha rendido a Sánchez. Su silencio es su seguridad y, por supuesto, la de todos los españoles. Es de las pocas cosas que nos quedan. En fin, el gobierno de Sánchez, situado al borde del abismo, por la mala operación contra el CNI, ha sido salvado por el PP. De risa. Por fortuna, el CNI, como la Guardia Civil, resisten. Paz Esteban, la destituida directora del CNI, no ha dicho ni pío. El silencio de estos dirigentes es su mejor defensa.

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