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Agapito Maestre

Florentino no pierde

El fracaso es de quienes se han retirado del proyecto por cobardía.

El fracaso es de quienes se han retirado del proyecto por cobardía.
Florentino Pérez. | EFE

La movida montada por Florentino Pérez exige una teoría. Lejos de mí explicar los motivos que han llevado a este ilustre empresario, presidente del Real Madrid Club de Fútbol, a plantear una Superliga, entre otras razones, porque el más importante de todos es conocido por cualquiera que tenga uso de razón: la pandemia de la covid-19 no sólo ha dejado tieso, en términos económicos, el mundo del fútbol-espectáculo, sino que este deporte nunca volverá a ser como antes de este tiempo roto, que dura más de un año, por el virus chino. 

Mi teoría es una y sencilla, pues que si hubiera muchas desaparecería, seguramente, la mía: Florentino no fracasa con su iniciativa de cambiar el reparto de los dividendos que genera el fútbol como espectáculo. El fracaso es de quienes se han retirado del proyecto por cobardía. Asunto distinto será hablar de los riesgos que la iniciativa de Florentino le acarreará en el futuro al Real Madrid; aquí sí que hay opiniones para todos los gustos, aunque la más sensata de todas insiste en una triste tradición, desgraciadamente experimentada por quienes han intentado reformar o sanar los enfermos organismos que dirigen el fútbol, a saber: quien quebranta la unidad de los grupos que controlan económicamente el fútbol-espectáculo es castigado de modo oscuro e implacable por los señores que vigilan el juego propiamente dicho. En pocas palabras, el supuesto fracaso de la iniciativa de Florentino Pérez podría pagarla el Real Madrid, es decir, los arbitrajes que tendrá el equipo madrileño, tanto en las competiciones domésticas como en las internacionales, serán malos, a veces muy malos, para sus intereses. Será el castigo que, seguramente, darán la Federación Española de Fútbol y la UEFA a quienes han osado cuestionarlos.

En todo caso, vaya por delante mi felicitación a Florentino por su teórica osadía. Se necesita ser muy valiente para iniciar el montaje de una Superliga al margen de quienes controlan el dinero del fútbol, siguiendo el modelo de la NBA de Estados Unidos. Valentía no reñida en este caso con la inteligencia que ha demostrado Florentino al contar, en primer lugar, con los equipos británicos que, hoy por hoy, son los más vistos y queridos en los principales países que mueven la economía mundial, o sea los de Asia lejana, especialmente China… Valor e inteligencia le sobran a la iniciativa, y sin embargo no saldrá, entre otros motivos, porque les ha faltado cuajo para aguantar a los equipos ingleses. Pero no importa que esa Superliga no salga adelante, porque el proyecto solo pretendía mostrar a sus adversarios la empuñadura de la florentina espada. Ha bastado un gesto de Florentino para que todos se hayan puesto a temblar, incluidos los empresarios de los periódicos deportivos. 

En fin, Florentino ha conseguido replantear las bases del reparto del dinero del fútbol, o sea, UEFA y FIFA, organismos opacos, tendrán que renovarse y hacerse un poco más transparentes. No es poco. Por lo tanto, nadie hable de victorias, como diría el poeta, ¡levantarse es todo!

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