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Agapito Maestre

La plebe periodística

Los medios de comunicación, como los partidos políticos, están encanallados.

Quizá sea verdad que la política española sea compleja y obscura. Pero, no hay bien que por mal no venga, creo que la llegada de Podemos ha venido para aclararnos algunas cosas de importancia. Primera y fundamental: Podemos pone de manifiesto que nuestro sistema democrático ha fracasado. La prueba está a la vista: Podemos no es causa de nada. Es el efecto de la derrota del sistema político del 78. Quisieron un un imposible: construir un Estado democrático sin nación. La derrota es tan miserable que ya nadie se atreve a contarla. Todo es cochambre. Plebeyismo. La desnacionalización de España es total. El PSOE persiste en su desprecio a la nación española y el PP se envuelve los días de fiesta en la bandera de España. Los dos siguen fingiendo lo que no son: partidos políticos nacionales. Nada.

Sin una idea del Estado dentro de una nación la democracia española hace aguas por todas partes. Podemos ha llegado, sin duda alguna, para hacernos visible esa contradicción. Podemos está en el sistema político para acabar de dinamitarlo. Por eso, Podemos es el partido de los nacionalistas, los separatistas y los terroristas en el Parlamento y, por supuesto, también es el mejor representante de los viejos votantes del PSOE y del PP que nunca creyeron en la nación española, o sea, consideraron que la ciudadanía española era algo sin importancia. Por ese camino, por el de la destrucción de España como nación, Podemos seguirá creciendo, creciendo y creciendo. Todo será plurinacionalidad. Todo individuo, por más salvaje que sea, será una nación... Por estos andurriales no parará nadie a este partido. España sólo será nominalmente una nación. Un nombre para ocultar lo que vemos todos los días: un gentío. Populacho. Populacho, sí, y elites políticas, conchavadas con las periodísticas, llevándose el dinero a espuertas. Robando.

La pluralidad ciudadana ha quedado reducida a multiplicidad animal. Cuantos más nos vean por televisión, o más nos oigan por la radio, mejor; poco o nada importa lo que se diga o se escriba. Los medios lo aguantan todo. Miseria sobre miseria. Los medios de comunicación, como los partidos políticos, están encanallados. No quieren argumentos, debates y programas, sino gentes que nos vean, oigan y, por supuesto, nos voten... Lo importante son los restos sobrantes, como dicen los populistas del PP, para seguir en la poltrona. Por lo tanto, en vez de estigmatizar a Podemos, deberíamos darle la gracias por habernos hecho evidente todo eso que han estado ocultando las elites políticas y periodísticas españolas: España no es una nación sino un gentío. Podemos no engaña: su política es para plebeyos no para ciudadanos. Cuantos más nos juntemos, sin preocuparse de los matices y las diferencias de sentimientos y razones, mejor nos irá. Lo importante es el número. La masa. Nadie podrá acusar de incoherencia a Podemos: todo se reduce a la adaptación al medio. No hay nada que cambiar. Basta aceptar que la plebeyización de la política es el único programa.

Sin embargo, ahora los plebeyizantes, los periodistas al servicio del PP y del PSOE, los comunicadores de la COPE y Onda Cero, los de Radio Nacional y la SER, los periodistas de El País y La Razón, se pelean por saber quién es más plebeyo, quién tiene más culpa de las miserias de España. Se miran unos a otros con mirada torva y se reprochan: tú, Rajoy, o tú, Sánchez, eres el causante de Podemos. Terrible. Asistimos a todas horas a este bochornoso debate. No se puede caer más bajo. Todo es encanallamiento de unos farsantes incapaces de autolimitarse en el ejercicio de su profesión. Solo quieren hacer negocio. Robar. Resulta bochornoso, desde el punto de vista intelectual, que la cuestión fundamental que discute nuestra elite periodística sea la siguiente: ¿quién ha contribuido más que Podemos a esa plebeyización de la política democrática? La respuesta es de libro, pero se enzarzan en peleas de canallas.

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