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Agapito Maestre

Pendiente del milagro

El PSOE quiere morir, sin duda alguna, matando.

Albert Rivera se ha comportado como esperábamos. Su actuación ha sido correcta. Se abstendrá para dar paso a un Gobierno de España. El partido de Ciudadanos ha vuelto a dar una lección de defensa de la democracia española. Lucha por la supervivencia del sistema político, pero, por desgracia, en este caso su actuación no es suficiente. Ahora se requiere la abstención del PSOE para que Rajoy conforme un Gobierno y no vayamos a unas terceras elecciones. ¿Qué dice la dirección del PSOE? Que no se abstendrá y que Rajoy debe buscar el apoyo entre los nacionalistas.

Eso significa que el PSOE quiere morir, sin duda alguna, matando. Impide el funcionamiento democrático y, además, trata de culpar a Rajoy de que vayamos a unas terceras elecciones, cuando resulta obvio que el PP ya no puede pactar con los nacionalistas, entre otros motivos, porque estos ya no quieren vivir del Estado sino romperlo. Un pacto de Rajoy con los separatistas supondría la muerte total del Estado democrático. Es el gran problema que ha traído Podemos: ha aceptado, o sea ha dado legitimidad, a todas las reivindicaciones rupturistas de los nacionalistas. Rajoy por aquí no puede ceder; si lo hiciera, lo eliminarían los nacionalistas o, en su defecto, los podemitas.

Así las cosas, solo un milagro de última hora, una transformación radical de la naturaleza de los socialistas, podría hacer cambiar la posición de Sánchez y los suyos. De momento, ni la encuesta de El País, que mantenía que 7 de 10 militantes socialistas quieren que el PSOE deje gobernar al PP, ni las declaraciones de González, Guerra y otros dirigentes socialistas pidiéndole a Sánchez y a los suyos cordura política para que se conforme un Gobierno del PP, han hecho variar la posición de la dirección socialista. Estamos, pues, ante el final del sistema político. Pensar que solo un milagro puede salvarnos es ya una señal indeleble del fracaso de nuestra democracia.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? La responsabilidad de este callejón sin salida es, sin duda alguna, de los dos grandes partidos. Ahora, de forma inmediata, el PSOE, que ha optado por una estrategia suicida, es presentado como el principal culpable de este sinsentido. Pero es menester ser justos y reconocer que en el pasado el PSOE, hasta la llegada de Zapatero, tuvo un comportamiento más firme y generoso en la defensa del Estado español que con las reivindicaciones nacionalistas; sí, sí, hay que recordar que el PSOE, insisto, hasta la llegada de Zapatero, cedió menos ante los nacionalista que el PP. Recuerden aquel famoso artículo de un cabeza de huevo, un celebre asesor, de La Moncloa, durante los Gobiernos de Aznar, escrito en El País, que mantenía con datos, pruebas y argumentos que el PP había sido más generoso con los nacionalistas que el PSOE. En fin, si Aznar concedió lo que no está en los escritos a los nacionalistas, Zapatero les dio, además del Estatuto, todo lo que pidieron... Pues de ahí, de la cesión a los separatistas, vienen todos nuestros males. Es menester recordarlo para que nadie se confunda y crea el cuento de los socialistas: “Trabaje, señor Rajoy, y pacte con los nacionalistas”. Ahora eso es imposible. Si Rajoy aceptase esa patraña, eso implicaría su muerte política y el fin de las pocas esperanzas que aún le quedan al sistema democrático.

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