P– ¿Qué es hoy ser español?
R– Saber sufrir, sufrir y sufrir. España casi ha desaparecido como Nación. Las consecuencias las pagan los españoles. La conciencia nacional no existe. Las élites políticas, sindicales, empresariales e intelectuales han conseguido convertir el Estado-nación en un conjunto de tribus sin vinculaciones espirituales. Nacionales. Han eliminado del sistema educativo hasta la enseñanza de la geografía española. Los particularismos han arruinado el ser español.
P– ¿Hay rasgos que identifican lo español? ¿Quizá el cainismo, el "Que inventen ellos", la pereza intelectual... o son solamente tópicos?
R– Todo tópico tiene un fondo de verdad, por ejemplo, la envidia. Los españoles cultivan con especial delectación el odio al excelente. Por eso las academias, las universidades, los medios de comunicación, los centros de socialización intelectual están ocupados por ineptos, bárbaros y gente que no sabe lo que se trae entre manos. Basta ver quién ocupa la presidencia del Gobierno de España para saber qué es hoy España.
P– ¿Cree que sigue vigente el mito de las dos Españas? ¿Es posible una tercera?
R– Hay tantas Españas como españoles. Es posible una tercera y hasta una cuarta, pero, según la ruina que hoy es España como nación, hacer vaticinios sobre imposibles es mera utopía. Un engaño. Somos Uropa.
P– ¿Necesitamos repensar España como lo hicieron Américo Castro y Sánchez Albornoz?
R– Necesitamos ventilación asistida. Ojalá fuera suficiente pensarla como lo hicieron don Claudio y don Américo. Necesitamos pensarla desde sus fracasos. Nunca hubieran podido imaginar estos dos autores que España como nación política está a punto de desaparecer. La meditación sobre España tiene que hacerse sobre la idea de una nación moribunda. La pluralidad de interpretaciones de la identidad histórica de España ha sido sustituida por una perspectiva ideológica, reduccionista y fantamágorica, es decir, criminal de nuestra conciencia nacional.
Coda. Saber perder nos define.