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Amando de Miguel

Las misteriosas andanzas de un reformista

Castells actúa como el enlace entre el Gobierno de la nación y un tal George Soros, el financiero más poderoso del mundo.

Castells actúa como el enlace entre el Gobierno de la nación y un tal George Soros, el financiero más poderoso del mundo.
Pablo Iglesias, en el Senado | EFE

En un rapto de espontaneidad, abrumado ante las hordas vociferantes de los rapados alumnos de Ciencias Políticas, en su originaria aula magna, Pablo Manuel Iglesias reconoció su humilde conversión. Musitó, un tanto arrebolado, que se sentía "un modesto reformista". Acabáramos. Es el natural destino del revolucionario al que han dado en el Gobierno la función "social". Vamos, tal como a José Antonio Girón en el franquismo. Es lo que los teólogos llaman "gracia de estado" (con minúscula). Es decir, armado que fuera caballero, se presta Pablo Manuel a ser honra y prez de la progresía andante. Por si fuera poco, a su señora le encandilan en el Gobierno la cuestión de la Sección Femenina, que ahora llaman Igualdad. El azul ya es morado. No me extrañaría que le habilitaran otra vez el Castillo de la Mota, tan isabelino, para albergar a las mesnadas femeniles. Pero volvamos al compañero alfa, vicepresidente de la inefable parte social del Gobierno.

Lo social se traduce hoy en la práctica por el control de los Sindicatos (antaño verticales, ahora transversales), la Central de Inteligencia (Militar, por supuesto) y la Radiotelevisión. A todo ello se apresta el infatigable vicepresidente, un poco cargado de hombros ya con tantas responsabilidades como acumula. Y es que lo social no tiene límites. Bien valdrá que, como recompensa, se le nombre por decreto catedrático de Ciencia Política de la Complutense. Hay precedentes. Sin ir más lejos, también fue ascendido a catedrático sin oposición, por decreto, el actual ministro de Universidades, Manuel Castells, de la misma progenie ideológica que Iglesias. Comparten ambos la autoría de sendos mamotretos ilegibles sobre las hoscas revoluciones de nuestro tiempo.

Este Castells es otra de las personas clave del Gobierno, aunque se le vea tan cuitado. Realmente es un ministro sin cartera, pues la competencia de las universidades ha sido transferida a los Gobiernos de las respectivas comunidades autónomas. Castells actúa como el enlace entre el Gobierno de la nación y un tal George Soros, el financiero más poderoso del mundo. Al tiempo, el catalán de Albacete ejerce como una especie de trujamán para entenderse con el movimiento independentista de Cataluña.

Lo de Soros no es una anécdota. Véase el documentado informe de Juan A. de Castro y Aurora Ferrer Soros rompiendo España, que acaba de publicar Homo Legens. La sorpresa es que el tal misterioso Soros anda detrás del movimiento independentista de Cataluña, entre otras aventuras políticas. No fue casualidad que, antes de llegar a la presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez acudiera a la Universidad de Berkeley (San Francisco de California) a entrevistarse con Manuel Castells. Necesitaba que el catalán de Albacete le pusiera en contacto con George Soros. Todo lo demás es farfolla.

Ahora empieza a entenderse el título de "modesto reformista" que se atribuye Pablo Manuel Iglesias para mayor honra de la progresía. Significa la alianza táctica con el gran capitalismo financiero para precipitar, entre otras reformas, la independencia de las regiones españolas con dos lenguas. Queda claro lo de la hermética mesa de diálogo Cataluña-Estado. Del lado del Gobierno de España, en ella se sientan Pablo Manuel Iglesias y Manuel Castell, ambos ministros in partibus infidelium. Habrá que seguirles la pista con el elenco de oscuros asesores que han nombrado y quedan por nombrar. Es tarea que dejo a los periodistas.

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