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Cristina Losada

No nos perdamos en el “relaxing café con leche”

Madrid, esto es, España, no obtuvo los Juegos por dos básicas razones: no tenemos un clavel y ya no somos (tan) jóvenes.

Madrid, esto es, España, no obtuvo los Juegos por dos básicas razones: no tenemos un clavel y ya no somos (tan) jóvenes.

En España muchos pasan en un santiamén del triunfalismo al derrotismo, que son una misma patología. A esa oscilación pendular, siempre visible cuando hay competición deportiva de alto voltaje, no se ha sustraído el asunto de las Olimpiadas. Además, tal y como corresponde al síndrome, una vez conocida la decisión del COI dio comienzo la busca y captura de culpables. Yo me he hartado de leer tonterías, de modo que iré al grano. Madrid, esto es, España, no obtuvo los Juegos por dos básicas razones: no tenemos un clavel y ya no somos (tan) jóvenes.

España quiso hacer de la necesidad virtud, pero la austeridad no es olímpica. Como habían apuntado observadores externos, la promesa de hacerlo baratito, con poca construcción nueva, era una desventaja. El COI, decían, está más interesado en el legado. En esas placas para la posteridad: "Construido para las Olimpiadas de 2020". Los malpensados añaden que no sólo es el legado lo que ahí se ventila. Tal vez. Yo no sé si la corrupción será un plus, pero seguro que no es factor disuasorio. Hay que estar muy desinformado para creer que eligieron Tokio porque todos los políticos japoneses son un dechado de honradez y los españoles lo contrario.

De Japón se habla, a veces, con desdén por su prolongado estancamiento, pero es la tercera economía del mundo. Su delegación no necesitó sacar ningún gráfico para apuntalar que el país es solvente. Todo el mundo lo sabe. Igual que todo el mundo sabe que en España estamos tiesos, pese a los gráficos que allí mostró Rajoy siguiendo la horrenda costumbre de nuestros debates electorales. La incertidumbre económica fue un lastre frente a la seguridad que, en ese aspecto, ofrecía Japón, y no hay aumento de exportaciones que lo aligere.

De ahí que no pueda andar más errado el alcalde de Barcelona en su oportunista reducción del caso a una competición entre ciudades más o menos espectaculares. Por supuesto que el COI tiene a los Estados, y su economía, en su visión y sus decisiones. ¿Qué otra cosa, si no? Si la candidata fuera Barcelona, sería el Estado, España, el avalista de la empresa. Como hizo con Madrid. Como hizo con Barcelona en 1992, que contó con el flujo financiero estatal para el tan celebrado remozamiento de la urbe. Es de pésimo gusto que el alcalde Trías resucite la aldeana rivalidad con Madrid, pero qué le vamos a hacer, estas mezquindades van con el oficio de nacionalista.

Hay mucho jaleo con el "relaxing café con leche" de Ana Botella, como si el detalle probara que nuestra delegación hizo el ridi. La presentación de las candidaturas sigue un estilo que roza, inevitable, lo cursi y todas incurrieron. Dejemos esa bobada, que hace perder de vista lo que importa. Masato Mizuno, director ejecutivo de la candidatura de Tokio, antes presidente de la Corporación Mizuno, de material deportivo, sabe qué importa. Así, en lugar de un gráfico de exportaciones, presentó un círculo. Un círculo de países del entorno de Japón: el círculo con mayor población joven del mundo. Eso significa audiencias televisivas, significa venta de entradas y significa un inmenso mercado para el deporte. Compárese con nosotros y lo que nos rodea: pronto seremos un asilo de ancianos. Dicho esto, digo también: nuestro intento valió la pena.

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