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David Vinuesa

Koke, un capitán con 483 razones para creer en el Atlético

El jugador colchonero ya es el segundo jugador con más partidos en la historia del club igualando a Tomás Reñones. Lo logró ante el Granada.

El jugador colchonero ya es el segundo jugador con más partidos en la historia del club igualando a Tomás Reñones. Lo logró ante el Granada.
Koke ante el Granada. | Cordon Press

Voy a hacer una confesión que nunca he dudado en reconocer dentro de mi círculo más cercano y que puede sonar en parte a crítica. Lo explico. Hace tiempo me preguntaron si tras Gabi y Godín, Koke sería un buen capitán y lo primero que dije, casi sin pensar, fue: “Le falta la mala leche que tenían ellos, pero es del Atlético de Madrid incluso cuando duerme". Ojo, no quiero decir con esto que Gabi o Godín no lo fuesen, que nos conocemos. Sigamos.

Volviendo a la premisa inicial, no creo que me equivocase con esa frase sobre Koke, sin embargo, la segunda parte de la misma me parece más importante que la primera porque siempre se dice que un capitán debe tener carácter, fuerza y mucha mala baba, yo lo digo de hecho, pero a pesar de esa opinión a mí me tranquiliza más la imagen de Koke llorando el día que renovó. ¿Por qué? Porque la mala leche y el carácter crecen con la edad, la paternidad, los títulos, la experiencia y también con el sufrimiento, pero hay algo que se tiene innato o no se tiene y es el amor por unos colores. Jorge Resurrección lo lleva de serie. Los hay altos, bajos, morenos, rubios, gordos, delgados, atrevidos, tímidos... Bueno, Koke es del Atleti, y a partir de ahí lo que queráis. Para resumirlo aún más: del escudo colchonero parte el resto de su ADN.

Koke es del Atlético desde que se levanta hasta que se acuesta y todo lo que le rodea también. Su hermano Borja y su pareja Beatriz son los mejores ejemplos o los más conocidos a nivel público, porque esa familia en su totalidad, desde los abuelos al pequeño Leo, respira ADN rojiblanco por sus cuatro costados. De padres a hijos, ya conocen la historia. Y les sale natural, no lo fuerzan. Por esa razón y por esas lágrimas que derramó el día que renovó, allá por 2017, siempre he comentado que Koke es el típico futbolista que te permite comprar su camiseta año tras año. Sabes que la temporada siguiente la podrás lucir con él todavía en el equipo. Porque a Koke o lo echan del Atlético o acabará su carrera ahí. “No me pongo nombres de jugadores porque se pueden ir", dicen con razón los más experimentados, y yo les digo sin miedo a equivocarme que la de Koke se la pueden comprar y que además, a la larga, les saldrá barata.

¿Acaso esa seguridad en el sentimiento de un jugador por tu equipo no vale un brazalete de capitán? Para mí lo vale, pero es que además de todo eso, Koke ha ganado en estos años ese punto más de carácter que necesitaba para ser el líder del vestuario dentro y fuera del césped. Koke aprendió de los mejores y ahora manda. Manda mucho, de hecho. No te mata con la mirada, pero te indica cuándo y dónde ir en cada partido. Y si no llegas a cubrir la posición, tranquilo, ya va él. No se enfrenta al colegiado, pero nunca le verás lejos de él si hay algo que solicitar. No echará la bronca a sus compañeros tras un gol en contra, pero tiene las líneas de las manos borradas de tanto aplaudirles para que revivan. Es, a la vez, una brújula y un pulsómetro. Si falta, se nota. Si está, se siente. Todo eso hace que en tiempos en los que ganar 8 partidos seguidos y empatar uno hacen que los buitres abandonen el nido, Koke le dé a la afición 483 razones y partidos para no dejar de creer en los suyos.

Por igualar a Tomás Reñones y acercarse aún más a los 553 partidos del mítico Adelardo, mi opinión tras el Granada-Atlético (1-2) se ha centrado en Koke. Es a día de hoy el mejor ejemplo de la confianza que hay que tener en el equipo de Simeone. ¿Crisis tras ocho victorias y un empate? Victoria en Granada. ¿Miedo por sacar cinco puntos con dos partidos menos que el Real Madrid? 1-2 en Los Cármenes. Así responde el equipo de Simeone a críticas, deseos ajenos, espectáculos circenses, presiones rivales, lesiones y contagios por coronavirus. Ayer la vacuna la pusieron Marcos ‘Kent’ Llorente, extraterrestre criado entre Smallville y Madrid, y Ángel Correa. Ahora doble partido ante el Levante. ¿Qué quieren que les diga? Viendo quién lleva el brazalete hay 483 razones para creer en el líder.

 

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