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EDITORIAL

Del silencio a la mentira

Si el silencio ante semejante escándalo era un gigantesco error político, cambiarlo por la mentira es todavía peor.

Si el silencio ante semejante escándalo era un gigantesco error político, cambiarlo por la mentira es todavía peor.

Dos ex secretarios generales del PP como Javier Arenas y Francisco Álvarez Cascos han reconocido ante el juez Pablo Ruz que no tenían control sobre las donaciones que recibía el partido. No era su función, alegan. En otras palabras, que no tienen constancia de que existiese una contabilidad B, pero tampoco de lo contrario. Quien sí la tenía es el sucesor de Bárcenas como gerente del PP, Cristóbal Páez, que ha admitido ante Ruz que cobró 12.000 euros en negro, en billetes de 500 de euros.

Estas tres declaraciones dejan aún más en evidencia las mentiras de Rajoy en su comparecencia del día 1. Ya sabemos que Rajoy mintió al decir que Bárcenas no estaba en el partido, cuando en realidad cobraba un sueldo de casi 20.000 euros mensuales. Pero quizás lo más grave es que el presidente del Gobierno negó, con una solemnidad que cada día que pasa retumba con más fuerza, que el PP se financiara ilegalmente, sin dar una explicación verosímil sobre el origen de los más de 50 millones que se han localizado a Luis Bárcenas en el extranjero y, lo más importante, las contrapartidas que necesariamente tuvo que dar el partido a las empresas donantes.

Apenas doce días después, ni Cascos ni Arenas –hombre de la máxima confianza de Rajoy– han sido capaces de negar en sede judicial la existencia de pagos en B, recurriendo al ya clásico en las filas populares "No me consta". ¿Cómo pudo entonces ser tan tajante Rajoy al negar la financiación ilegal, si ni siquiera sus secretarios generales saben si ésta existió o no? Es difícil encontrar otra hipótesis distinta a la voluntad deliberada de no decir la verdad.

Si el silencio ante semejante escándalo era un gigantesco error político, cambiarlo por la mentira es todavía peor. Mentiras burdas y con las patas muy cortas, como ya hemos podido comprobar en poco más de una semana. El domingo fue la nómina de Bárcenas, y ahora leemos en el auto de Ruz que Bárcenas "habría percibido cuantiosos fondos procedentes de comisiones vinculadas a adjudicaciones públicas que habría depositado en cuentas bancarias situadas en Suiza". Esto es lo que tendría que haber aclarado el PP desde el minuto uno de este escándalo, y Rajoy el pasado día 1 en el Senado. Ahora, además, tendrá que explicar sus propias mentiras.

"Mira cómo está la prima de riesgo y dime si no han cambiado de las cosas", es el consuelo de un ministro, tal y como cuenta Pablo Montesinos en su crónica de Libertad Digital. Pero en esta crisis no hay un Draghi dispuesto a comprar deuda española, y sí tenemos a un Bárcenas encarcelado y cada día más reforzado por las mentiras de Rajoy.

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