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EDITORIAL

El FMI deja en evidencia la pasividad de Rajoy

Rajoy no sólo ha incumplido su deber de intervenir las comunidades incumplidoras, sino que las ha beneficiado con topes de déficit menos rigurosos.

Rajoy no sólo ha incumplido su deber de intervenir las comunidades incumplidoras, sino que las ha beneficiado con topes de déficit menos rigurosos.

El FMI acaba de lanzar una escasamente velada crítica al Gobierno de Rajoy por no aplicar los mecanismos de control, sanción e intervención a aquellas comunidades autónomas que no respetan los límites del déficit público, tal y como efectivamente contempla la Ley de Estabilidad Presupuestaria aprobada por el mismo Ejecutivo del PP que la ha dejado en papel mojado.

De hecho, este informe del FMI nos retrotrae a las propias advertencias que hiciera el ministro Montoro en abril de 2012, cuando, tras incrementar las transferencias a las autonomías y avalar su demencial endeudamiento mediante los llamados hispabonos, pareció poner pie en pared cuando dijo que ya no aceptaría de ningún Gobierno autonómico "más excusas ni pretextos" para no cumplir con el objetivo de reducción del déficit. Montoro abogó entonces por un mismo nivel de exigencia a la hora de reducir el déficit, objetivo ante el cual "no cabrían posturas autóctonas"; y advirtió: "Si hubiese que intervenir alguna comunidad autónoma, tal y como prevé la Ley de Estabilidad Presupuestaria, por no cumplir los objetivos de consolidación fiscal, se haría".

Es evidente que, desde entonces, el Gobierno de Rajoy no sólo no ha cumplido las advertencias de intervención contra las comunidades incumplidoras, sino que las ha beneficiado con un sistema de déficits diferentes. Así que sí que han cabido las "posturas autóctonas".

Ayer mismo denunciábamos cómo la dejación del Gobierno de Rajoy ha animado a los nacionalistas a anunciar que van a volver a saltarse los topes de déficit en 2013 y 2014, por mucho que dichos límites sean en su caso bastante menos exigentes.

Estaría muy bien que el Gobierno de Rajoy se tomara en serio su propia Ley de Estabilidad Presupuestaria y aceptara el consejo del FMI de hacer un seguimiento mensual de las cuentas autonómicas e intervenir cualquier región que se desvíe tres meses de sus objetivos fiscales. Sin embargo, confiar en ello sería tanto como desconocer que este Gobierno prefiere ceder antes que enfrentarse, y que tampoco es un ejemplo a la hora de alcanzar el equilibrio presupuestario, tal y como ilustra el déficit del 3,8% que lleva acumulado sólo en el primer semestre del año.

Por todo ello, mientras un hombre como Rajoy siga al frente, lo que podemos esperar es que las recomendaciones del FMI queden tan en papel mojado como ha quedado la propia Ley de Estabilidad Presupuestaria.

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