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EDITORIAL

¿Renuncia Rubalcaba a dejarlo 'todo atado y bien atado'?

El PSOE corre peligro de cosechar aún peores resultados en el futuro si no se libera de las ataduras y las viejas guardias del pasado.

Si Rajoy no ha visto necesidad de cambio alguno en el PP ante los resultados electorales de este domingo, parecería que Rubalcaba ha aspirado a que su marcha de la Secretaría General del PSOE, forzado por sus desastrosos resultados electorales, no suponga más que uno de esos cambios destinados a que todo siga igual.

Lejos de dar voz y voto directos a los militantes y acabar con las ataduras que la dirección impone a la hora de elegir al nuevo líder del partido, da la impresión de que Rubalcaba ha pretendido dejar atada y bien atada la designación de su sucesor. Esa es, al menos, la impresión que causó la Ejecutiva Federal del PSOE el pasado lunes al aprobar, a propuesta del todavía secretario general, la celebración de un congreso extraordinario –sin siquiera convocar antes un Comité Federal–, y que fuese en ese cónclave, que se celebraría los días 19 y 20 de julio, donde se eligiese la nueva dirección. Con esta opción, las primarias abiertas, en principio propuestas para noviembre, quedaban prácticamente dinamitadas.

Es un secreto a voces que Rubalcaba aspira a que su sucesora sea Susana Díaz, persona a la que él y Griñán ya designaron como sucesora de este último al frente del partido en Andalucía. Por si fuera poco, Felipe González, tras elogiar públicamente a la presidenta andaluza, ha defendido la decisión de Rubalcaba de convocar un congreso extraordinario antes que unas primarias y despachado las críticas por haber invertido el orden del proceso como "el problema del huevo o la gallina".

El caso es que el orden lo es todo. Es la diferencia que separa un proceso de abajo arriba de un simulacro de primarias en el que las bases se limiten a dar su respaldo a una designación tomada previamente por los órganos de dirección.

Las críticas de algunos aspirantes como Carme Chacón y, sobre todo, el órdago lanzado por Eduardo Madina, quien había anunciado que no presentaría su candidatura en el Congreso Federal si la elección no se hacia por elección directa de los militantes, parece que han llevado a Rubalcaba a ceder ante los que proponen unas primarias genuinas.

Lo que parece claro es que el PSOE corre peligro de cosechar aún peores resultados en el futuro si no se libera de las ataduras y las viejas guardias del pasado. El tiempo dirá si los militantes optan por la regeneración o por un extremismo que lo aboque a ser una formación antisistema. Pero lo que es evidente es que si no hay una elección directa de los militantes no cabe hablar de democracia interna de los partidos. De ello también debería tomar nota la dirección del PP, que sólo cree haber tenido problemas de comunicación.

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