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EDITORIAL

Rivera defiende la única opción sensata

Su propuesta es la única iniciativa constructiva, capaz de acabar con el bloqueo institucional provocado por Pedro Sánchez y Mariano Rajoy.

A punto de finalizar la segunda ronda de contactos del Rey con los líderes políticos, no parece que las posiciones de Partido Popular y PSOE vayan a moverse lo más mínimo. En el PP se han uncido a Mariano Rajoy, cuya presencia al frente del nuevo Gobierno es, dicen, condición irrenunciable para contar con el apoyo directo o indirecto de sus 123 diputados. Por parte socialista, la negativa de Pedro Sánchez a buscar cualquier acuerdo con el PP, el primer partido en las Cortes, condena al fracaso sus posibilidades de llegar a La Moncloa, a no ser que lo haga en brazos de antisistema y separatistas. La oposición frontal de los barones socialistas a un acuerdo que hundiría al PSOE a medio plazo es el factor que esteriliza esta segunda opción, tan del gusto del líder socialista.

Los intereses partidistas de PP y PSOE y la ambición desmedida de sus candidatos están trasladando al Rey un problema que debería resolverse en el curso de una negociación política entre ambos partidos. Así lo ha denunciado acertadamente Albert Rivera, que ha pedido a Rajoy y Sánchez cordura y sentido de Estado, dos virtudes de las que ninguno de los dos está haciendo gala tras las elecciones del 20-D.

Los dos grandes partidos están forzando a Felipe VI a bregar en una tarea ajena a sus funciones constitucionales, que no contemplan, desde luego, el servir de parapeto en la batalla de desgaste emprendida por sus dos líderes.

Precisamente por eso la propuesta de Albert Rivera adquiere todo el sentido en un momento en el que España necesita partidos solventes y líderes con altura de miras. El de Ciudadanos considera con toda lógica que lo necesario en estos momentos es una negociación entre PP y PSOE, para lo cual ofrece a su partido en las labores de mediación. Rivera quiere un Gobierno de transición que acometa las reformas más urgentes y ponga las bases para la solución de los grandes problemas planteados, especialmente el desafío secesionista de los nacionalistas catalanes.

"No vamos a culpar a nuestra Constitución ni a nuestro Rey", ha dicho Rivera, expresando de esa manera tan gráfica su disposición a sacar a España de la parálisis política en la que la han postrado las ambiciones de Sánchez y Rajoy. Su propuesta de negociación con PP y PSOE de cara a un futuro Gobierno, no necesariamente de coalición, es un ejemplo de sensatez y la única iniciativa constructiva capaz de sacar al país del bloqueo institucional en que le han sumido los candidatos de los dos partidos más votados.

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