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EDITORIAL

Sánchez debe empezar a expiar sus culpas

¿No anda Sánchez pidiendo unión, altura de miras y sentido de Estado? Que predique con el ejemplo. El momento no puede ser más trascendentalmente oportuno.

Es difícil concebir mayor descoordinación e incompetencia que las mostradas por el Gobierno de Pedro Sánchez a cuenta de la crisis del coronavirus. La imagen del Ejecutivo, con un presidente sonado y un vicepresidente con pujos leninistas intentando aprovechar la emergencia sanitaria para avanzar en su agenda bolivariana, es devastadora y, ciertamente, lo último que necesita la ciudadanía para afrontar las duras fechas que tiene por delante.

Sánchez, sus ministros y los partidos que sostienen su Gobierno tienen una gravísima responsabilidad en los miles de contagios que se siguen produciendo por su ominosa inacción y su incitación al activismo callejero en los aquelarres feministas del pasado día 8. El Gobierno del agitprop que declara tan alegremente la alerta antifascista o el apocalipsis climático corre de un lado para otro como pollo sin cabeza cuando se presenta una crisis de verdad. Como consecuencia, España es ya uno de los países más afectados por la pandemia, y la manera en que ha gestionado el problema le ha granjeado numerosas críticas internacionales.

Por su parte, los Gobiernos regionales vasco y catalán han actuado con una deslealtad no por esperable menos escandalosa e indigna. Sánchez debe dar de una vez un puñetazo en la mesa y asegurarse de que se someten a lo dispuesto en el estado de alarma. España no está para más contemplaciones con semejantes indeseables... ni se merece un Gobierno que actúe en estos momentos decisivos sometido a su chantaje infame. Sánchez, el incompetente Sánchez, el tremendamente irresponsable Sánchez, debe empezar a expiar sus numerosas culpas poniendo en su sitio a los descalificables Urkullu y Torra; y, ya de paso, restaurando el orden constitucional en Cataluña, poniendo fin a su insostenible coalición con los comunistas de Podemos y llamando a un gran acuerdo con todas las fuerzas verdaderamente defensoras del orden constitucional.

¿No anda Sánchez pidiendo unión, altura de miras y sentido de Estado? Que predique con el ejemplo. El momento no puede ser más trascendentalmente oportuno.

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