Menú
EDITORIAL

Vuelco demoscópico y vuelco electoral

¿Querrá el PP abrazar los principios e ideas que ha traicionado con tanta desvergüenza en esta legislatura? Si no lo hace, tendrá un castigo tan terrible como merecido.

Como no podía ser de otra forma, el sondeo de Sigma Dos que publicaba este domingo el diario El Mundo ha tenido gran impacto en la opinión pública, pues dibuja un panorama político radicalmente distinto al actual, en el que la holgada mayoría absoluta del PP queda pulverizada, los dos grandes partidos nacionales (PP y PSOE) apenas sobrepasan el 50% del voto (en 2011 obtuvieron el 73%) y la formación chavista Podemos se queda a sólo un punto de desbancar al partido del Pablo Iglesias original como segunda lista más votada.

El vuelco demoscópico ya está aquí. La encuesta de marras vaticina un batacazo espectacular del PP, que se dejaría 14 puntos con respecto a los comicios de 2011 y, con toda seguridad, cualquier posibilidad de gobernar, salvo que decidiera hacerlo con el apoyo del PSOE. No menos escandalosa es la caída de ese hipotético aliado popular en una capitidisminuida gran coalición, pues aunque es notablemente inferior en términos porcentuales (seis puntos), lo deja en unos guarismos (22%) inauditos en un partido que hace apenas seis años llegó a cosechar el 43% de los sufragios. Los cascotes del derrumbe del PSOE los recogerían los ultras bolivarianos de Podemos, cuya emergencia no tiene parangón en todos estos años de democracia y ha movilizado, por razones diametralmente opuestas, a los españoles más identificados con la derecha y con la izquierda.

¿Se hará realidad en las urnas este terremoto político? Es imposible saberlo, por la sencilla aunque tantas veces ignorada razón de que el futuro no está escrito. Lo cierto es que el sondeo de Sigma Dos viene a sumarse a otros previos y a los resultados de las elecciones europeas del pasado mayo. Hay ahí, pues, una tendencia.

¿Qué pretende hacer el PP para prevenir ese pésimo futuro que se le presenta? ¿Apostarlo todo al voto del miedo a una formación que se proclama antisistema y que tiene por referentes a regímenes liberticidas que han llevado la ruina a las naciones que los padecen? No parece que le fuera a alcanzar con una motivación por otra parte tan ruin. ¿Será capaz, querrá el PP abrazar los principios e ideas que ha traicionado con tanta desvergüenza en esta legislatura? Si no lo hace, tendrá un castigo tan terrible como merecido.

¿Y el PSOE? ¿Sabrá y estará dispuesto a plantar cara a la izquierda salvaje que amenaza su hegemonía en la zona roja del espectro político? En el francés Valls tiene el ejemplo de que, poder, se puede. ¿Preferirá, en cambio, jugar con fuego y apostar por cebar al tigre para luego cabalgarlo? Esa táctica, además de abominable, es extremadamente peligrosa y puede acabar con el cebador devorado y con sus huesos en el basurero de la Historia, donde debían estar desde hace 25 años los planteamientos de personajes como Iglesias o Monedero.

¿Y UPyD? ¿Y Ciudadanos? ¿Qué piensan hacer para mejorar sus expectativas manifiestamente mejorables? ¿Hacer piña? ¿Librar en solitario una batalla de todos contra todos sin aliados ni entre los cada vez menos grandes ni entre los cada vez menos pequeños? El tiempo vuela, también para los de Rosa Díez y Albert Rivera.

El futuro, lo dicho, está abierto. A ver qué hace cada cual para conquistarlo.

En España

    0
    comentarios