Menú
Emilio Campmany

Dos gallardones con piel de mayor oreja

Al PP le pasa hoy lo que a algunos matrimonios, que para que las cosas se puedan poner bien, primero se tienen que poner muy mal. Por eso, hace falta que Basagoiti, Feijóo y, ay de mí, Mayor Oreja pierdan las elecciones a las que este año se presentan.

Al gallardonismo marianista no le gusta ser entrevistado en la COPE. Cuando Polanco acusó al PP de Rajoy de añorar la Guerra Civil, la gallarda reacción en el partido fue precisamente la de negarse a ser entrevistados por los medios propiedad del fallecido magnate. Al poco, sin que el viejo tiburón se retractara en público, cobardemente acordó volver a dejarse entrevistar. Algo parecido tuvo que ocurrir cuando la COPE decidió criticar con vehemencia el giro protagonizado por Rajoy tras perder las elecciones de marzo. Si se fijan, por la emisora ya no pasan más que los viejos guardianes de las esencias: Aguirre, Mayor Oreja, Montoro y pocos más.

¿Pasan? Pasaban, deberíamos decir, porque esta semana que termina ha visto peregrinar a la emisora, no a uno, sino a dos gallardones con piel de mayor oreja. Naturalmente, hablo de los dos candidatos marianistas a las elecciones vascas y gallegas, los señores Basagoiti y Núñez Feijóo. Cuando el calendario electoral aprieta, el gallardonismo hace de tripas corazón y acude adónde haga falta a rebañar votos de esa derechona cavernícola y burrángana a la que desprecian, pero que necesitan cuando llega la primavera de las urnas. En la emisora, Basagoiti cantó las muchas virtudes que adornan la personalidad de María San Gil y Feijóo se hartó de hacerse cruces por las trabas que el Gobierno de Galicia pone a los padres que desean que sus hijos sean educados en castellano.

Fue lamentable el espectáculo de ver a estos dos camaleones disfrazarse de lo que nunca han sido para adular a esos electores de los que reniegan fingiendo tener los principios cuya traición es precisamente la que les ha permitido estar donde están. Y qué pena da ver en las encuestas cómo esa adulación va dando poco a poco alguna renta.

Ahora, por mucho que suba el PP en las encuestas, en el País Vasco no puede ocurrirle nada que realmente importe. Será con toda seguridad la tercera fuerza y no formará parte del Gobierno. Sin embargo, en Galicia, conforme Feijóo adquiere destreza en fingirse parte de esa derecha con principios de la que abomina, más se aproxima a la mayoría absoluta que necesita para gobernar. Pero los electores del PP deben recordar que su victoria, de producirse, no será la de sus principios, sino la del gallardonismo marianista.

Los progres que abarrotan los medios de comunicación quieren hacer creer al electorado del PP que la división que la derecha y el partido padecen es fruto de una fractura ideológica, en la que unos, los gallardonitas, son moderados y otros, donde está la mayoría de los oyentes de la COPE, son la derecha troglodita. No es así. Lo que les separa no es dónde se colocan ideológicamente, sino el valor que le dan a los principios. Unos piensan que son prescindibles cuando estorban para alcanzar el poder, y otros creen que nunca se puede renunciar a ellos, mucho menos con el espejismo de esperar que su sacrificio será el que traiga la victoria.

Al PP le pasa hoy lo que a algunos matrimonios, que para que las cosas se puedan poner bien, primero se tienen que poner muy mal. Por eso, hace falta que Basagoiti, Feijóo y, ay de mí, Mayor Oreja pierdan las elecciones a las que este año se presentan. Así de simple. Así de duro.

Temas

En España

    0
    comentarios