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Emilio Campmany

La coalición de acero

Todos los partidos de ámbito nacional están interesados en fingir que Podemos no tiene nada que ver con el Gobierno

Choca que el PSOE no quiera romper la coalición con Podemos, un partido bajo sospecha de graves irregularidades en su financiación y con su líder pendiente de una condena penal por el caso Dilma. Los borrones de un partido del Gobierno manchan a todo el Gobierno. Pero, el PSOE prefiere seguir así porque la única alternativa, dada la insuficiencia de Ciudadanos y el secesionismo de buena parte del nacionalismo, es la gran coalición con el PP. Y ninguno de los dos grandes partidos la quiere porque ambos desean seguir siendo a los ojos de los españoles la alternativa del otro. Casado prefiere esperar pacientemente a que el Gobierno caiga devorado por la crisis de la pandemia. Y Sánchez, con tal de seguir siendo presidente del Gobierno, puede aguantar sin problemas todo lo que venga mientras la oposición no lo asocie a los tejemanejes de Iglesias.

Y eso es lo que hace la oposición. Ciudadanos negocia con Sánchez decretos de alarma y presupuestos y el PP finge que lo que tiene enfrente es un corriente gobierno de izquierdas al que le toca ordinariamente oponerse. Ambos cierran los ojos al muy relevante hecho de que parte del mismo está integrado por comunistas enemigos de la democracia que comparten muchas de las aspiraciones de los separatistas. Incluso Vox pone su granito de arena en el apuntalamiento de la ficción tratando por igual al PSOE y a Podemos cuando socialistas y comunistas están muy lejos, o al menos deberían estarlo, de ser lo mismo.

Así que todos los partidos de ámbito nacional están interesados en fingir que Podemos no tiene nada que ver con el Gobierno. El PSOE porque así los escándalos de Iglesias dejan de afectarle y encima perjudicarán a Podemos, hoy aliado de circunstancias, cuando vuelva a haber una llamada a las urnas. Ciudadanos porque le permite adquirir relevancia como apoyo exterior del Gobierno a cambio de cierta aparente moderación en lo que se va aprobando. El PP porque así puede hacer como si todo fuera igual que siempre y Casado sólo tuviera que esperar a pasar en la oposición los años que estuvieron Felipe González, Aznar, Zapatero, Rajoy o Sánchez para finalmente llegar a la Moncloa. Y a Vox porque le da la ocasión de significarse como único partido realmente opositor a toda la izquierda.

Siendo como es éste un país que vive de ficciones, la de que el Gobierno es consecuencia de una coalición de socialdemócratas moderados con progresistas algo más escorados a la izquierda cuela sin dificultad. El único que protesta es Vox, pero para meterlos a todos en el mismo saco adoptando una postura fácilmente cuestionable porque niega a toda la izquierda, sin hacer distingos, la legitimidad para gobernar. Y de esa manera, burla burlando, ahí tenemos a los comunistas gobernando España sin que nadie con poder tenga interés en que dejen de hacerlo antes de que nos ocurra alguna desgracia del estilo de las que han caído sobre Venezuela.

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