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Emilio Campmany

Prisafake

En España tenemos a El País, que no obstante ser maestro de maestros en desinformar es absurdamente considerado el medio más serio de España.

En España tenemos a El País, que no obstante ser maestro de maestros en desinformar es absurdamente considerado el medio más serio de España.
El extesorero del PP, Luis Bárcenas, durante el juicio sobre la caja B. | EFE

Hay hoy una gran preocupación por evitar la circulación de fake news, lo que toda la vida se han llamado bulos o infundios. Los llamados medios serios reclaman para sí la exclusividad del mercado de la información apelando a la ciudadanía para que se informe sólo a través de ellos si quiere evitar ser víctima de los muchos engaños que circulan por la red. Se supone que los medios serios toman todas las preocupaciones para asegurarse de la realidad de lo que informan. Luego si acaso opinan, pero nunca mezclan información y opinión. Se supone. Porque en España tenemos a El País, que no obstante ser maestro de maestros en desinformar es absurdamente considerado el medio más serio de España. Esto no es de ahora, ha sido siempre así, desde que se puso al frente de él Juan Luis Cebrián. Luego, cuando lo compró Polanco, fue peor.

Este jueves titula el periódico español más serio: "La Audiencia Nacional condena a Bárcenas y al PP por pagar en negro la obra de la sede de Génova". Es mentira. El Partido Popular ha sido absuelto del delito fiscal. Lo que hace la sentencia es declararlo responsable civil subsidiario, previa absolución de todo delito, que es lo que se hace con un padre cuando el hijo menor de edad comete un delito sin haber el progenitor intervenido. Si uno abre la noticia, el titular cambia: "La Audiencia Nacional considera probado que el PP pagó en negro la obra de la sede de Génova". También es mentira. Lo que considera probado la sentencia es que quien pagó en negro fue Bárcenas, no el PP. Si se lee uno la pieza, redactada de forma farragosa y plúmbea, y se tienen suficientes conocimientos de derecho, el lector acaba enterándose de lo que ha ocurrido. Pero, si uno se conforma con el titular o simplemente no es versado en leyes, cosa que nadie tiene la obligación de ser, se queda con la idea de que al PP lo han vuelto a condenar por un caso de corrupción. Es posible que el partido lo mereciera. Es posible incluso que, debidamente recurrida, el Tribunal Supremo acabe condenándolo, pero la realidad es que la sentencia de la que informa El País no condena al partido. Y decir lo contrario es pura y llanamente mentir.

El País puede considerar gravísimo que el tesorero pague en negro las obras de la sede del PP. Y puede tener la convicción de que ese dinero no era de Bárcenas, sino que era del partido, lo había generado por medios corruptos el partido y era el partido quien decidió que la obra se pagara con él. Es muy dueño de creerlo así porque además es bastante verosímil y, si lo desea, puede compartir sus convicciones con sus lectores en un editorial. Pero eso no es lo que dice la sentencia. E informar de que sí lo hace es, ya digo, mentir por mitad de la barba. Y luego encima se permiten sermonear a los demás.

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