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Enrique Navarro

La hoguera de las vanidades

De ser el partido con más afiliados de Europa, según decían 700.000,  el PP se han quedado en apenas unos 70.000, eso antes de la irrupción de Vox.

De ser el partido con más afiliados de Europa, según decían 700.000,  el PP se han quedado en apenas unos 70.000, eso antes de la irrupción de Vox.
Fotografía de la rueda de prensa de Pablo Casado | Tarek (PP)

Mira que resulta difícil encontrar un claro derrotado en unas elecciones generales, pero en éstas no hay que ser un tertuliano para darse cuenta que, lo único que nadie esperaba era que Ciudadanos le quitara un millón de votos al PP por su izquierda. Lo de Vox podrá discutirse si se esperaba más o menos y la victoria del PSOE con el declive de Podemos estaba cantada. Que el fantasma de la derecha valiente movilizó al electorado de izquierdas resulta evidente, y así ha sido en las grandes victorias del Psoe en 1982, 2004 y ahora en 2019. Y siendo todo esto tan lógico, ¿cómo los partidos a la derecha del Psoe, no decidieron unir fuerzas?; simplemente porque las políticas de bloques existen desde la guerra de los comuneros en España y siempre habían funcionado. El maniqueísmo político ha sido el eje de la política nacional, pero hasta eso se ha terminado. La confusión ha sido pensar que la oposición a Sánchez era suficiente pegamento para justificar una alianza con la que soñaban los que solo aspiraban a que Sánchez no gobernara, a cualquier precio. Pero sinceramente, si eliminamos el factor Sánchez, las diferencias entre Ciudadanos y Vox son mucho más abismales que con el Psoe, y lo mismo debería ocurrir con el PP.

Que Vox haya sacado un 10% de los votos es algo que encaja con los resultados de la alt right en Europa. Pero no nos equivoquemos, por mucho que gobiernen juntos en Andalucía, y ya veremos lo que dura, hay o debería haber un abismo político entre Vox y el PP. Pero el propio PP se ha empeñado en reducirlo a la nada, lo que ha ahuyentado un porcentaje de voto significativo a Ciudadanos. De los diez millones del PP de 2011, dos millones y medio se han ido a Vox y cuatro a Ciudadanos; creo que no hacia falta ser un lince para saber dónde había mas sangría de votos. Casado y su equipo pensaban que todo era culpa de la socialdemocracia marianista, y que volviendo a sus raíces volverían las banderas victoriosas. Craso error: la gente se quejaba del PP y le votaba; ahora ya no se queja pero no le votan, pequeña diferencia.

Que Ciudadanos siga subiendo, también sigue la lógica de las últimas elecciones; y que el Psoe ganase solo requería de algo de participación y de voto útil. Una oposición basada en el Falcon, y supuestos acuerdos, resultaba muy ruidoso pero sonaba a broma, cuando había tantos temas de fondo sobre los que atacar al Psoe.

Pero ¿por qué el PP ha tenido este fracaso histórico, que seguramente le puede llevar en el mejor de los casos a la refundación? Porque Feijoo ahora seguro que no vuelve a mirar a la meseta en los próximos veinte años.

La debacle en la militancia ha sido a mi juicio el síntoma más claro. De ser el partido con más afiliados de Europa, según decían 700.000, se han quedado en apenas unos 70.000, eso antes de la irrupción de Vox. Cuando se tenía un chorreo constante en el partido y sus dirigentes estaban más preocupados del espionaje, que de detener y comprender este constante declive, es que la estructura estaba muy dañada. Por primera vez, en muchas mesas electorales no había interventores del PP, síntoma de que el partido está tocado de muerte.

La corrupción no ha sido un tema menor; la falta de control, los reinos de taifas y la indiferencia de los líderes hacia lo que pasaba al interior de su partido han mostrado que el partido no necesitaba una regeneración sino una catarsis, que no podía venir de alguien que tiene a su padrino político en Aznar, por mucha buena voluntad que le pusiera.

Pablo Casado ha creído que el problema del partido era su excesivo centrismo, que había que volver al aznarismo porque la gente no votaba al PP por su abandono de los principios, pero es que Rajoy ganó tres elecciones consecutivas con el abandono de estos supuestos principios, así que no tenía mucho sentido revolucionar todo; lo que ocurre es que Pablo sólo conoce al Aznar expresidente, y olvida cómo fue la primera legislatura de Aznar y con qué programa ganó las elecciones de 2000. Sin estructura, amenazado de muerte por la corrupción que le echó del poder, como también terminó con el bienio radical en la Segunda República, no podía esperarse algo mejor.

Es muy posible que ante esta debacle Ciudadanos acabe teniendo más escaños que el PP antes de terminar el año, y si Rivera se convierte en el líder de la oposición, el PP pasará a ser testimonial o a ser absorbido por Vox, y volveremos al escenario de la transición, la UCD y Alianza Popular, que ya se sabe cómo terminó.

La clave a mi juicio de estas elecciones ha sido la movilización del voto en Cataluña con la subida del casi extinto PSC, y el batacazo del resto de partidos constitucionalistas a la derecha del Psoe. La estrategia de confrontación en Cataluña no ha funcionado, y la amenaza del 155 perpetuo ha generado mucho temor sobre la vuelta a las políticas de Primo de Rivera y de Valeriano Weyler en Cataluña, que nada solucionaron y todo lo complicaron.

España necesita una derecha moderna; lejos del franquismo sociológico y profundamente protectora de los derechos individuales; una derecha moderada en la línea europea, capaz de llegar a acuerdos estructurales con otros partidos. La derecha tiene tres grandes pilares en los que asentarse: la defensa de la propiedad privada; el ejercicio de los derechos individuales con plena garantía de seguridad y una política económica basada en el rigor presupuestario y que desestatalice el funcionamiento de la economía, y de ahí no debería apartarse ni un milímetro.

¿Será Ciudadanos quien tome el relevo para liderar esta nueva derecha? Para eso también deberá moderar un poco su discurso, pero seguro que eso llega el 27 de mayo; de momento todo el mundo a mantener las espadas en alto. La única esperanza del centro derecha de cara a las elecciones del 26 de mayo, es que el nuevo presidente del Congreso lo sea con el apoyo del Bildu y ERC; pero me temo que Sánchez sabe muy bien que ahora le toca apoyarse en Podemos, PNV y los regionalistas y estará a años luz de los independentistas; seguro que eso le sirve para nombrar presidente del Legislativo y llegar a un resultado histórico en las autonómicas, porque el centro derecha está ahora en la hoguera de las vanidades y hasta que no se extinga esta llama y salga algo nuevo, el Psoe seguirá liderando elecciones.

Si se abandonase esta política de confrontación y se favoreciera un gobierno en solitario de Sánchez, el centro derecha tendría capacidad de influencia en el gobierno, y serviría de contrapunto a Podemos. Ahora tienen que resignarse a que Sánchez agotará la legislatura, toca ser inteligentes y terminar con la campaña y empezar a legislar por el bien de España, que hay mucho que hacer y entre los grandes partidos se pueden llegar a acuerdos históricos; el Sí es Sí le dará frutos al centro derecha en el futuro; salvo que sigamos pintando a Sánchez con rabo y cuernos, y saquemos la bandera de Don Pelayo, pero la derecha podrá ser cobarde pero no debería ser estúpida en caer en esa trampa. Para esa oposición ya está Vox, porque el todos contra Sánchez ha fracasado estrepitosamente.

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