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CRÓNICA NEGRA

Crimen en familia

Gregorio, de 59 años, llamado familiarmente el Culebro, vecino de El Real de San Vicente, provincia de Toledo, fue hallado cadáver en una calle de Talavera de la Reina, a los pies del edificio en el que residían sus hijas, de 22 y 25 años.

Gregorio, de 59 años, llamado familiarmente el Culebro, vecino de El Real de San Vicente, provincia de Toledo, fue hallado cadáver en una calle de Talavera de la Reina, a los pies del edificio en el que residían sus hijas, de 22 y 25 años.
Edvard Munch: MUERTE EN LA ALCOBA.
En principio se creyó, por las heridas que presentaba, que había sido víctima de un atropello. Más tarde se descubrió que era el presunto autor de la muerte a hachazos de su madre, de 90 años, su esposa (62) y su hijo (27), así como del homicidio frustrado de sus dos hijas. Ahora se investigan las razones que pudo tener él,  generalmente considerado buen hijo, esposo y padre, para arremeter contra toda la familia. Una de las hipótesis es la del "cuidador quemado".
 
Cuando hay crímenes de por medio, tenemos la obligación de profundizar hasta comprender lo sucedido. La tendencia habitual, no obstante, es solapar un crimen con otro y olvidar los grandes cambios que nos amenazan. Es una actitud irresponsable, pero, como todos saben, no existe un Instituto Nacional contra la Violencia (ni una Fundación para el Estudio de las Raíces de la Violencia a nivel nacional) que nos permita ahondar en los hechos más allá de la mera instrucción policial o judicial.
 
Este mismo caso es probable que se extinga prácticamente en el nivel jurídico, puesto que los miembros que han quedado de la familia han quedado tan lastimados por el hacha asesina que probablemente no dispongan de fuerzas o ganas para emprender la reconstrucción completa de los hechos. Les basta, como es lógico, con salir de ésta. Sin embargo, el resto de la sociedad debería plantearse una investigación de altos vuelos para saber cómo un hombre al que se le supone abnegado enfermero de los suyos, del que se ha comprobado que, con renuncia de sus propios achaques, cuidaba de una hermana necesitada de hemodiálisis durante décadas, que atendía a su anciana madre (aquejada de demencia senil), a su esposa (que padecía artritis invalidante) y a su hijo (que sufría enormes depresiones); cómo este hombre, de repente, un día se ve sobrepasado por los acontecimientos, empuña el hacha de la leña y se lanza a abrir el cráneo de los suyos.
 
Posteriormente, este individuo, que según la investigación es el presunto autor del desastre, se subió a su vehículo, condujo durante más de veinte kilómetros, hasta Talavera de la Reina, aparcó ordenadamente, subió al noveno piso de un edificio de la calle Conde de Peromoro y la emprendió a hachazos con sus hijas, provocándoles graves lesiones y un shock emocional de proporciones incalculables. Finalmente, de ser cierto lo que ha trascendido de la indagación, se arrojó a la calle por una ventana, provocándose la muerte.
 
Edvard Munch: EL GRITO.Fue buen hijo, buen hermano, buen esposo y buen padre, pero también, de confirmarse las presunciones, un homicida múltiple, con un impulso letal inagotable. Uno de los detalles recogidos indica que podría haber fallado en el homicidio de las hijas porque se le rompió el mango del hacha. Esta arma es de una gran contundencia, pero precisa que quien la esgrima se acerque lo suficiente a la víctima, y, por supuesto, no puede impedir que el victimario acabe bañado en sangre. Quiere decirse que tuvo que repetir el acto espectacular de matar con el hacha una y otra vez, al menos cinco veces, con distintos grados de eficacia pero siempre con el mismo coste personal. Debía de estar poseído de una decisión inquebrantable. En episodios parecidos, algunos psiquiatras han dado en llamar este comportamiento "suicidio ampliado". En mi opinión, hay algo distinto y por definir en esa forma de actuar.
 
¿Mató a los que más quería porque se volvió loco? Es posible, puesto que corren habladurías en el pueblo de que tenía cierta patología mental. Sin embargo, no se ha dado, que se sepa, con el pistón que puso en marcha la maquinaria del crimen. Tal vez la respuesta estaría en la mesa de la autopsia, si se encontrara un tumor cerebral o una degeneración del tejido encefálico. No obstante, a todo esto le acompaña una importante patología social: ¿cómo es posible que, durante décadas, un hombre solo, en una pequeña localidad, tuviera que luchar contra la enfermedad de sus seres queridos sin asistencia ni ayuda suficientes? Eso agrava las condiciones físicas y mentales de cualquiera.
 
La sociedad que hemos construido abandona a numerosas personas, que mueren solas en sus casas cuando son mayores, sin visitas ni la suficiente asistencia. Esto hace también que un hombre cargue, sin la comprensión ni el apoyo de los demás, con las taras de su familia hasta enloquecer y convertirse en un asesino. Hay un fallo de los servicios sociales, pero sobre todo de la cúpula de la sociedad, que no estudia las condiciones ni las raíces de la violencia.
 
Todo esto no evita el asombro. ¿Qué le pasó al Culebro? De confirmarse su autoría, podría haber sufrido el "síndrome del cuidador quemado". Es decir, alguien que, después de entregarse sin límites, se ve sobrepasado por el agotamiento y no quiere dejar su labor a la mitad. Su cerebro le impulsa a rematarla violentamente, y no deja en manos de terceros la inmensa tarea de atender a los suyos. No quiere seguir viviendo, y se los lleva a todos con él. Lo cual no justifica el crimen múltiple, pero lo explica. Un hombre bueno se convierte en criminal ante la incomprensión de quienes le rodean, pero, simplemente, porque nadie quiso conocer la verdad mientras se larvaba la tragedia.
 
En España, donde apenas se combate la violencia mediante la reflexión y el estudio, este episodio será olvidado, salvo por los especialistas, hasta que se produzca un nuevo caso de "crimen en familia". A nosotros nos toca dar la voz de alarma, para impedir que estas cosas se sigan fraguando a nuestro alrededor, mientras los viejos ahogan su dolor o mueren solos en sus casas.
 
 
FRANCISCO PÉREZ ABELLÁN, que acaba de ser nombrado Mejor Periodista de Investigación por el Colegio de Detectives de Cataluña, presenta el programa de LIBERTAD DIGITAL TV CASO ABIERTO.
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