Menú
CRÓNICA NEGRA

El Hombre del Saco está ahí fuera

En España, de un tiempo a esta parte, desaparecen niños aquí y allá, sin que sus casos se relacionen. Pero la evidencia es que ahí fuera, en algún lugar, está el Hombre del Saco.

En España, de un tiempo a esta parte, desaparecen niños aquí y allá, sin que sus casos se relacionen. Pero la evidencia es que ahí fuera, en algún lugar, está el Hombre del Saco.
La chica de 14 años Sara Morales, quizá deslumbrada por internet, desapareció tras concertar una cita en un centro comercial. El niño de 7 años Yeremi Vargas jugaba en la puerta de su casa cuando se hizo humo. La pequeña Madeleine, aparentemente, dormía en su cama de los apartamentos de Praia da Luz (Portugal) donde sus padres pasaban las vacaciones. La chica de 15 años Amy Fitzpatrick volvía a su casa, en Mijas, cuando desapareció, como Rocío Wanninkhof. Mari Luz salió a por una bolsa de patatas fritas, a primera hora de la tarde de un domingo, cuando el mundo frío se la tragó.
 
Los niños desaparecen desde hace meses sin que sepamos cómo ni por qué. No hay un dispositivo especial de búsqueda; se han realizado varios alardes, pero se ha retornado a la normalidad prácticamente enseguida. Si queremos tranquilizarnos bastan esas palabras, tan acertadas, de Joan Mesquida, primer civil que dirige simultáneamente la Benemérita y la Policía Nacional, cuando dijo que estamos veinte puntos por encima de la media de la UE en cuanto a seguridad; sin precisar, que es lo importante, si partíamos de una situación aún mejor y si la hemos ido perdiendo.
 
Kate y Gerry McCann.Los padres de Madeleine, perseguidos por los sabuesos lusos, advertieron, justo al principio de la desaparición de su hija, de que el responsable de lo ocurrido podría operar en cualquier otra parte de la Piel de Toro. Ahora es la inercia lo que relaciona el caso Maddy con Mari Luz. No quiere decirse que los McCann tuvieran razón en todo, pero sí en eso de que los niños estaban amenazados. Desde que ellos lanzaron la advertencia, han desaparecido Amy y Mari Luz, de forma tan misteriosa como la propia Madeleine.
 
El Hombre del Saco captura niños para hacerlos jabón o sacarles las mantecas con que se cura a los tuberculosos incurables. Es un mito basado en hechos reales. En la actualidad, el Hombre del Saco viaja en una furgoneta blanca por Gran Canaria, y es posible que haya intentado llevarse a niñas de un tirón, como lo hizo en el pasado Valentín, el criminal que asesinó a Olga Sangrador.
 
Como en este país no hay memoria criminal, apenas se puede echar la vista atrás para iluminar el misterio. Los niños desaparecen pese a los bocinazos de la televisión, que expuso tantas veces en prime time el drama de Madeleine, la niña con un derrame del iris en el ojo derecho, tierna, rubia y bella. Sus fotos inundaron las carreteras y los coches, como las de Yeremi. En Estados Unidos las imprimen en los cartones de leche. Una novedad que se adoptó aquí cuando lo del pequeño Donovan, desaparecido, tardíamente encontrado en el agua de la depuradora de su urbanización.
 
Tener a los desaparecidos en la leche supone un recuerdo constante y un grito de guerra: no nos resignamos, no les damos por perdidos. Ni siquiera nos olvidamos de los que llevan más tiempo desaparecidos, como el Niño Pintor de Málaga o el pequeño murciano de Somosierra. Que busquen a los que faltan. No al olvido.
 
El Hombre del Saco es un animal político que florece en el desparrame de las políticas equivocadas, como las que estimulan la presencia de delincuentes en la calle. No sabemos la verdad porque son cifras reservadas, pero el comportamiento de los delincuentes nos hace temer que cada vez hay más falsos reinsertados deambulando por ahí. Algunos de ellos son delincuentes sexuales, posibles hombres del saco.
 
El otro día daban alegremente por reinsertado al Asesino de la Catana, que hace poco más de un lustro, cuando era menor, mató a sus padres y a su hermana. En siete años, han sido incapaces de procurarle una formación profesional en uno de esos centros rehabilitadores. En el tiempo en que se hace la carrera de Medicina no lograron que se hiciera soldador, carpintero, fresador, y una vez en  la calle ha buscado trabajo como peón de albañil. Cuesta aceptar que hayan logrado reinsertarlo en la parte más cruda de su personalidad.
 
Los niños están en peligro. Mari Luz, la pequeña de Huelva, desapareció en un fin de semana, justo cuando salen de permiso algunos presos "en reinserción" especialmente polémicos. Mari Luz salió sola, iba cerca. Nadie tuvo en cuenta cómo están las cosas: ahora, el Hombre del Saco es sólo un personaje más de la televisión, uno más de la Parada de los Monstruos. "Fíjate lo que ha pasado en Huelva, en Gran Canaria, en Mijas", dice la gente. Sin tomar nota.
 
No hay un solo ministro que se proponga la búsqueda de todos los que figuran en la lista de desaparecidos: Cristina Bergua, Aurora Mancebo… Los padres de los desaparecidos merecen el lazo de Isabel la Católica a la bondad y la paciencia. Ninguno de ellos clama contra las autoridades. Ni uno solo culpa de sus males a las carencias en materia de vigilancia, a la falta de rigor en la aplicación de la ley; ni siquiera al alcalde de su localidad, al que no exigen la mínima previsión de la delincuencia en calles y urbanizaciones. Se limitan a emitir declaraciones juiciosas ante las alcachofas de los periodistas de televisión y a seguir buscando a sus hijos, sin límite ni cansancio. Son un ejemplo de perseverancia, bonhomía y candidez. Eso sí, se les nota demasiado que tampoco creen en el Hombre del Saco.
 
 
FRANCISCO PÉREZ ABELLÁN, presentador del programa de LIBERTAD DIGITAL TV CASO ABIERTO.
0
comentarios