Los resultados de los últimos comicios depararon pocas alegrías a la derecha, pero una de ellas fue la inesperada caída de la alcaldesa de la Villa y Corte: Manuela Carmena.
Si bien su partido fue el más votado, no ha sembrado amistades que puedan auparla, más allá del genuflexo PSOE.
No obstante, es pronto para cantar victoria, pues, de no ponerse de acuerdo los partidos de la derecha en primera votación, quedaría investida en segunda, como cabeza de la lista más votada.
¿Qué ocurrirá? Vaya usté a saber.
Nuestros poetas, que lo saben todo, parecen tenerlo claro.
O no...
CARMENA SE VA
por Monsieur de Sans-Foy
Carmena cederá por fin la vara,
dejando gobernar al Trifachito.
Lo propio es encajar el finiquito
diciéndose: a mal tiempo, buena cara.
La abuela está pletórica, declara
que tiene encomendado un nuevo hito:
pretende que Errejón, el Principito,
permute el biberón por la cuchara.
Manuela, ya a su edad, no me preocupa.
¿Que el no ser alcaldesa le hace pupa?
Es vicio, porque no lo necesita.
Mas ¿dónde va a ganarse el pan ahora
la izquierda más cerril y encantadora?
Medita: ¿algún currito para Rita?
OJO, QUE NO SE VA
por Fray Josepho
Aseguré que se iba ya Manuela.
Que, de una vez, por fin, se jubilaba.
Me equivoqué, Sanfuá, porque esta pava
capaz es de seguir. Aunque nos duela.
Ojito. Mucho ojito con la agüela.
Y si el domingo usted brindó con cava,
quedó como un patán y un tonto el haba.
Porque es que el trifachismo ya no cuela.
No cuela el trifachismo. Lo presiento.
No habrá ménage à trois calenturiento.
Lamento proclamar mi mal presagio.
No hay nada que rascar. Se lo repito;
si Vox a Ciudadanos le da asquito,
no va a salvarse nadie del naufragio.