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Ideas

Mohamed Ahmed Mohamed Taha.
MUNDO ISLÁMICO

El caso Taha y los musulmanes moderados

No es extraño que en las discusiones acerca del Islam y de su persistente recurso a la violencia salga a relucir, como prueba de lo contrario, la existencia del sufismo. En la versión del sufismo más extendida en Occidente, éste pasaría por ser la vía mística del Islam, un Islam preocupado por lo espiritual, y por tanto pacífico e inofensivo, que mostraría la posibilidad de que dicha religión conviva con las demás sin violencia ni opresión.
Leonardo da Vinci: EL HOMBRE DE VITRUVIO.
DEMOGRAFÍA

¿De qué van los neomalthusianos?

Cuando la población estadounidense alcanzó los 200 millones, en 1967, el presidente Lyndon B. Johnson pronunció un discurso conmemorativo en su "contador demográfico" oficial, el Departamento de Comercio, sede de la Oficina del Censo. LBJ dijo entonces que en 1776 el pueblo americano lo componían apenas 1,5 millones de personas, y que la nación, a medida que crecía en tamaño demográfico, crecía también en importancia y fortaleza.
DESARROLLO

El negocio de la pobreza

Una de las industrias más prósperas e inmorales de América Latina es la llamada lucha contra la pobreza. Los miles de millones de dólares que proveen el Banco Mundial, el BID y otros entes públicos y privados para combatir la pobreza y promover el desarrollo no resuelven ni alivian la pobreza, pero sí nutren la corrupción y enriquecen a los políticos, funcionarios, oenegés, consultores y empresarios involucrados. Los pobres rara vez se benefician con estos programas, aunque después heredan la pesada deuda pública.
Joseph Fouché.
LIBREPENSAMIENTOS

Lo superfluo, esa cosa tan necesaria

El término superfluo remitía originalmente a las ideas de abundancia, prodigalidad y exuberancia. Progresivamente, ha ido derivando hacia nociones de connotación peyorativa, como pomposo, fútil o innecesario. Esta depreciación interpretativa desde lo superabundante a lo sobrante, lo superficial y frívolo proviene de una concepción moral muy austera, severa y restrictiva. Están aquí en juego dos concepciones opuestas del mundo, las que representan, por ejemplo, Rousseau y Voltaire. Y, en medio, Joseph Fouché, el eterno equidistante.