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CINE ALEMÁN SOBRE EL NAZISMO

La nueva conciencia alemana

Desde hace unos pocos años, el cine alemán ha roto un tabú establecido desde hace décadas, y que consistía en un discreto silencio sobre el Tercer Reich. Ya se ocupaban los vencedores de la segunda Gran Guerra de producir y difundir películas –en exceso maniqueas– en las que los alemanes aparecían en su conjunto como monstruos de iniquidad.

Desde hace unos pocos años, el cine alemán ha roto un tabú establecido desde hace décadas, y que consistía en un discreto silencio sobre el Tercer Reich. Ya se ocupaban los vencedores de la segunda Gran Guerra de producir y difundir películas –en exceso maniqueas– en las que los alemanes aparecían en su conjunto como monstruos de iniquidad.
Miembros de la organización 'La rosa blanca'

Ha tenido que llegar una nueva generación de alemanes, que sólo conocen a Hitler por las fotos, para que la industria germana del cine se atreva a revisitar críticamente su propia historia. El organizador del Festival de Cine Alemán, que se realiza, año tras año, en Madrid, declaraba al presentar la última edición: "Hay nuevos directores que comparten características generacionales –todos ellos han nacido después de la Segunda Guerra Mundial–, con lo que están libres de complejos y prejuicios y carecen de problemas éticos o tabúes a la hora de abordar asuntos espinosos del pasado".

Probablemente fue Stalingrado de Joseph Vilsmaier, estrenada hace más de una década, la que se lanzó en solitario al ruedo de la revisión histórica alemana. Sorprendía ver una película bélica en la que los soldados alemanes aparecían como seres humanos, llenos de temores y conflictos morales. Se les mostraba como víctimas de la barbarie de sus dirigentes. Aquella película causó un gran impacto mundial, también por la dureza de sus planteamientos. Después de unos años de silencio, recientemente se ha desatado un boom de cine alemán que parece dispuesto a coger el toro por los cuernos.

Bruno Ganz en El hundimientoEn 2004, Olivier Hirschbiegel estrenó El hundimiento, un impresionante film sobre los últimos días de la vida de Hitler, interpretado por Bruno Ganz. Esta película fue especialmente impactante en la opinión pública alemana por ser la primera vez que el cine mostraba "el rostro humano" del Führer. Una indagación en las intimidades de Hitler, Eva Braun, el matrimonio Goebbles... desde la perspectiva, real y documentada, de la secretaria de Hitler, y que supone un paso muy audaz en este camino de revisión histórica. Sin embargo, el cineasta Niko von Glasow, declaró lo siguiente al ver el film: "A mí me parece mucho mejor, como película de denuncia de la locura nazi, La lista de Schindler. Creo que El hundimiento reduce el Tercer Reich a la locura de un hombre y sus secuaces, lo cual es muy tranquilizador para la conciencia de los alemanes, pero está muy lejos de ser real". Ese mismo cineasta, von Glasow, rodó ese mismo año Los piratas del Edelweiss, una cinta sobre un grupo de jóvenes, hoy casi desconocido, que fue parte importante de la resistencia anti-nazi dentro de la propia Alemania. Argumento semejante es el de Sophie Scholl, Los Últimos Días, de Marc Rothemund, que se presentó en el Festival de Berlín de 2005, y que cuenta la detención y proceso de Sophie Scholl y de su hermano Hans, pertenecientes al grupo de resistencia La rosa blanca. Un grupo de amigos cristianos que, a través de opúsculos clandestinos, trataban de concienciar a la gente de la barbarie de la guerra y del nazismo. Algunos de ellos fueron detenidos y ajusticiados, a pesar de su corta edad.

Y también en ese año, 2004, vio la luz Napola del director Dennis Gansel, un acróstico de los 40 Institutos de Enseñanza Nacional-Política creados por Hitler durante los años treinta y cuarenta para formar a los futuros altos cargos del Partido Nazi. En una de esas escuelas-cuarteles ingresa en 1942 Friedrich, un adolescente berlinés de clase obrera, idealista y trabajador, que se ha ganado cierta fama como boxeador aficionado. Su ilusión inicial va dando paso a una creciente decepción conforme comprende la cruel inhumanidad del nazismo.

Fotograma de El noveno díaPor si no fuera suficiente, 2004 también nos dejó otra joyita, en este caso de un veterano como Volker Schlöndorff: El noveno día. Nos relata un caso real, el del P. Bernard, que en el film aparece con el nombre de Henri Kremer, que estuvo confinado en el campo de concentración de Dachau desde mayo de 1941 hasta el fin de la guerra. La película se centra en los nueve días que mediaron entre el 15 y el 24 de Febrero de 1942. En ese periodo, al P. Bernard se le permitió abandonar su prisión con la condición de que convenciese al Obispo de Luxemburgo de hacer una declaración pública de amistad hacia el Tercer Reich.

En fin, los alemanes se han puesto las pilas y nos están dejando un cine muy, pero que muy interesante.
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