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Itxu Díaz

El tráiler

Más que ayudarle a ganar las elecciones, la película le va a ayudar a perderlas. Nos habían prometido '007' y les ha salido 'Torrente'.

Más que ayudarle a ganar las elecciones, la película le va a ayudar a perderlas. Nos habían prometido '007' y les ha salido 'Torrente'.
El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Europa Press

Yo esperaba ver al presidente reptando por el suelo de La Moncloa bajo una nube tóxica, disparando con cuatro ametralladoras a la vez, bajando por una tirolina sobre un lecho de cocodrilos, y rompiéndole el corazón a una de sus secretarias en Hawaii, con una música como la de Misión imposible. Esperaba verlo dándole órdenes a Joe Biden, zarandeando por el cuello a Putin, y lanzándose desde el helicóptero, cuerda en mano, sobre el techo de Semillas. Esperaba verlo quitándose lentamente las gafas de sol y protagonizando un anuncio de Martini, pegando un rotundo puñetazo en su mesa presidencial, y salvando la vida a un gatito subido a un cocotero. Esperaba ver a Sánchez abriendo los telediarios de todo el mundo, conduciendo una tanqueta del ejército por El Pardo, y cortando con los dientes el cable rojo de una bomba con cuenta atrás.

Yo esperaba ver a Sánchez paseando alrededor de sus ministros arrojándoles una épica arenga, diciéndole a Begoña eso de "cariño, si no vuelvo de este viaje a Ucrania, recuerda que te quiero", y persiguiendo a un narco a bordo de una zodiac por las aguas del Atlántico, con camisa hawiana y muchas rubias alrededor. Esperaba verlo dando mítines en estadios de todo el planeta, siendo aclamado como Sumo Pontífice en el Vaticano, haciendo un dueto con los Rolling Stones en Los Ángeles, y diciéndole al chófer "sal de ahí y déjame conducir a mí" en una persecución por la Castellana. Esperaba ver al presidente fumándose un puro de tres metros, con los pies en la mesa, mientras negocia los fondos europeos con seis teléfonos, diciéndole a Úrsula al oído "lo siento muñeca, pero estoy casado", apagando el Windsor con su propia manguera, y haciendo el baile de los Backstreet Boys en El hormiguero.

Yo esperaba verlo perdonándole la vida a un Feijóo encañonado, besando a todas las bailarinas de Grease, peinándose como Travolta, y firmando con una pluma Aurora Diamante el documento de nueva anexión de todo el antiguo imperio español. Yo esperaba verlo levantando la Copa de Europa, inaugurando un pantano, tumbando de un puñetazo a Stallone, y siendo piropeado en público por la familia Obama al completo. Esperaba verlo con capa roja surcando el cielo velazqueño de Madrid, regalándole un ramo de rosas a Julia Roberts, destrozando un centro comercial en un coche de policía como los Blues Brothers, escribiendo el Quijote en sus ratos libres en La Mareta, y llamándole "fea" a Sharapova en el palco VIP de una discoteca de Ibiza.

Yo esperaba verlo levantando enormes pesas en el gimnasio, tirándole de la nariz a Otegi, alunizando sin traje espacial, robando el Banco Central Europeo para repartirlo entre los pobres, desayunando caviar y champán en Las Vegas, defendiéndose a mordiscos de un león en un safari, con ropa de la antigua Coronel Tapiocca, y saliendo a hombros de Las Ventas. Esperaba verlo pintando Las Meninas, pulsando el botón rojo nuclear en su búnker, pescando bonitos en los mares del norte a pecho descubierto, y abrazando a una empapada Kate Winslet en la cubierta del Titanic.

Yo esperaba verlo en el spa de Jesús Gil rodeado de azafatas del 1,2,3, ganando la competición internacional de aizcolaris pero sin hacha, descubriendo la Penicilina, a los mandos de su Falcon desviando la trayectoria de un asteroide a punto de impactar con la Tierra. Esperaba verlo de incógnito en los cafés de la bohemia parisina, dando conferencias sobre el movimiento beatnik en la Sorbona, y bebiendo un caldero de cincuenta litros de cerveza sin coger aire. Esperaba verlo trepando por la fachada de algún rascacielos neoyorquino, parando con las pelotas un penalti a Cristiano Ronaldo, adelantando en una curva cerrada a Verstappen, haciéndose selfies con fans de todas las razas en Time Square, cortándole la cabellera a Boris Johnson, y abrazando a una muchedumbre semidesnuda en África.

Yo esperaba eso y más de nuestro James Bond Pedro Sánchez. Y en cambio, lo que he visto en el tráiler es una colección de paletos diciendo eso tan cursi de que en La Moncloa, buf, "se trabaja 24/7" —no como los tres millones y medios de autónomos, por ejemplo, que se rascan las pelotas toda la semana— y riéndole las gracias a Su Persona mientras se pelean por llevarle las carpetas. Más que ayudarle a ganar las elecciones, la película le va a ayudar a perderlas. Nos habían prometido 007 y les ha salido Torrente.

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