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Javier Somalo

Los cuernos de Abascal

Pretenden borrar las espontáneas estrategias de rodear el Congreso de los Diputados porque las intenciones de la izquierda sí son siempre buenas.

Pretenden borrar las espontáneas estrategias de rodear el Congreso de los Diputados porque las intenciones de la izquierda sí son siempre buenas.
Santiago Abascal, durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso. | EFE

Mientras Nicolás Maduro puede decir lo que quiera en Facebook y Twitter y nadie ve riesgos inminentes, el verdadero peligro del asalto al Capitolio está en que lo emule Santiago Abascal en el Congreso de los Diputados o en el mismo Palacio de La Moncloa. De hecho, aunque ni se le ocurra, ya se le puede condenar porque no cabe duda alguna de que se le va a ocurrir. Quizá en vez de con cuernos, como imagina Isa Serra o los memes de siempre y hasta una parte del PP, irrumpa a lomos de Babieca blandiendo la Tizona y acompañado por un batallón de arcabuceros de los Tercios. No lo ha hecho pero lo hará. La izquierda siempre ha tenido querencia por el pre-crimen, como le hicieron, entre otros muchos, al juez Javier Gómez de Liaño.

Sin embargo, intentan borrarnos los episodios que sí han sucedido. Este viernes, El País llevaba a su portada digital la siguiente pieza memorable: “ESPECIAL. Reconstrucción visual de los momentos más tensos del asalto”. Se refieren al Capitolio. No hubo reconstrucción similar ni ESPECIAL alguno cuando la Generalidad de Cataluña dio un golpe de Estado en toda regla, se asaltó todo lo asaltable y se destruyeron coches patrulla de la Guardia Civil robando el armamento del interior. Los Jordis usaron aquellos coches de tarima para arengar con vistas.

Una secretaria judicial, Monserrat del Toro, tuvo que huir por el tejado de la Consejería de Hacienda donde se estaban practicando registros porque nadie podía garantizar su seguridad. Sí se vieron imágenes “violentas” de —no contra— la Policía y a la famosa Marta “dedos-rotos” que no recordaba qué mano era la gravemente lesionada ni el momento exacto en el que fue mancillado su honor.

Pretenden también borrar las espontáneas estrategias de rodear el Congreso de los Diputados que ahora se quedan en que “queríamos rodearlo pero no entrar”. Porque las intenciones de la izquierda sí son buenas o así hay que presumirlas. Ellos no iban a hacer nada malo aunque lo tuvieran planificado; Abascal va a entrar con Babieca y los Tercios aunque no lo haya imaginado. Porque la ley de la izquierda dicta que es Vox, y no Podemos o ERC o Bildu, el que está frontalmente opuesto a la democracia, como Trump. No importa que el propio Abascal haya condenado el lamentable espectáculo del Capitolio porque —también el PP insiste en ello— lo ha hecho de forma tibia y recordando otros episodios en los que no se denunció nada y eso no puede ser. Si se va Trump se tiene que llevar a Abascal para que vuelva el orden al planeta. Es la alerta antifascista global

Es mejor que se vaya Trump, pero no es mejor que venga Biden. Las elecciones americanas han sido sucias y el proceso electoral necesita una auditoría urgente para ser realmente democrático. Pero los escándalos sólo alarman cuando benefician a la derecha y la pena es que con un personajillo como Donald Trump y con el grave asalto al Capitolio se haya perdido la oportunidad de desenmascarar de una vez por todas a ciertas facciones demócratas que no merecen la raíz de su nombre y que campan por todas partes sin llevar cuernos.

Vox todavía no ha asaltado nada. Por eso les sale kétchup cuando les dan pedradas en la cabeza y por eso Santiago Abascal tuvo el capricho de llevar escolta desde joven. Un excompañero suyo del PP ha dicho este viernes: “Trump, Iglesias, Abascal, Puigdemont & Co son la misma mierda”. Se llama Borja Corominas, es el sustituto de otro Borja, Sémper, y no le recuerda nadie en la constitución del Ayuntamiento de Llodio en 2003 junto a Carlos Urquijo y el propio Abascal. Era el PP vasco protegiendo la legalidad frente a ETA, la que ahora aprueba Presupuestos. Conviene ver de vez en cuando aquel episodio antes de meter a nadie en el saco de la “misma mierda”, más que nada para no mancharse las diplomáticas manos por querer resultar simpático a la clase dominante que ya se codea con los asesinos de siempre.

Mal camino lleva el PP de Casado y Teodoro si también pretende aprovechar la caza a Trump para acabar con Vox, salida de sus entrañas. Al fin y al cabo, los Puigdemont & Co, los Iglesias, los de Bildu y hasta Maduro suelen escribir “la misma mierda” que el fino Corominas. Si ya quieren coincidir hasta en eso… tendremos siempre más de lo mismo.

Y a Isa Serra, que es la que imagina a Abascal astado, sólo cabe recordarle las palabras que dirigió a una mujer policía:

Hija de puta, zorra, que te follas a todos los policías municipales. Vergüenza, si fuera tu hijo tendría que cogerte un arma y pegarte un tiro.

Y no llevaba cuernos.

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