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José García Domínguez

La marca Miguel Sebastián

Qué bonito le habría quedado el vídeo a Lozano con una escena final en la que apareciera Sebastián acariciando a su gato y guiñando un ojo a los espectadores con el logotipo de Indra a sus espaldas.

Qué bonito le habría quedado el vídeo a Lozano con una escena final en la que apareciera Sebastián acariciando a su gato y guiñando un ojo a los espectadores con el logotipo de Indra a sus espaldas.

Un clásico de las repúblicas bananeras y en general de los países del Tercer Mundo, sobre todo cuando alguna representación oficial de sus Gobiernos visita una capital importante de Europa o de Estados Unidos, es difundir vídeos propagandísticos producidos ad hoc donde se cantan las excelencias reales o imaginarias del territorio subdesarrollado de turno. Y algo así es lo que acaba hacer con los fondos de su nuevo negociado la flamante secretaria de Estado encargada de la Marca España, Irene Lozano. Porque uno puede llegar a entender que las autoridades de Zambia o de Mozambique, pongamos por caso, inviertan recursos ingentes en producir películas publicitarias donde se explique a terceros el carácter electivo y democrático de sus sistemas locales de gobierno, o para que el resto del planeta acuse recibo de sus avances en la lucha contra el paludismo, la malaria o el raquitismo infantil.

Lo que ya no se acaba de entender tanto es que el Gobierno de la cuarta economía de la Unión Europea convoque a la señora que manda en el Banco de Santander, amén de a unos cuantos habituales de la farándula y el petardeo con coartada cultural, a fin de que le cuenten a no se sabe quién, todo entre risitas, música empalagosa y frasecitas kitsch, que el Reino de España no es Burkina Faso, que aquí hacemos elecciones cuando toca, que se respetan los derechos de humanos y animales; que por las calles de nuestras ciudades y villas no andan cabras, burros y ovejas sueltos a su libre albedrío, sino que lucen bien asfaltadas y abarrotadas de coches de las más renombradas marcas; que todos por estos lares comemos caliente a diario y algunas otras notorias perogrulladas por el estilo.

Aunque, ya puestos a glosar para las visitas el carácter ejemplar del orden que impera en nuestro país, a Lozano y a sus guionistas se les ha olvidado dedicar algún minuto de metraje a ilustrar a su audiencia sobre el hecho de que España es hoy un país tan normalísimo, tan modélico y tan homologable que una de sus principales empresas con capital público, Indra por más señas, acaba de nombrar consejero al jefe de una banda organizada que intentó apoderarse por la fuerza del segundo banco de la nación, el BBVA, utilizando para ello la infraestructura de la Oficina Económica de la Presidencia del Gobierno. Algo, el asalto a la propiedad de una institución financiera privada planeado, dirigido y orquestado desde un despacho oficial contiguo al del mismísimo presidente del Gobierno, que todavía no ha ocurrido nunca, que se sepa, en Venezuela o en Libia, pero que sucedió siendo José Luís Rodríguez Zapatero inquilino del Palacio de la Moncloa y Miguel Sebastián Gascón su (larga) mano derecha para el asunto de los dineros. Qué bonito le habría quedado el vídeo a Lozano con una escena final en la que apareciera Sebastián acariciando a su gato y guiñando un ojo a los espectadores con el logotipo de Indra a sus espaldas. Irene, todavía está usted a tiempo de rodarlo.

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