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José García Domínguez

Por qué Madrid es tan de derechas

La clase media abandona a la izquierda en todas partes cuando antes ha decido abandonar los servicios públicos gratuitos del Estado del Bienestar

Madrid se ha vuelto muy de derechas. Asunto, el del creciente derechismo madrileño, que sería fácil atribuir a su condición de epicentro político y administrativo del Estado. Ya se sabe, los muchos funcionarios y sus conservadoras confluencias sociológicas. Un argumento que acaso serviría si ese mismo Madrid no llevase ya más de cuatrocientos cincuenta años largos ejerciendo de capital oficial de España, lo que no le impidió pasar de corte a checa en su día, ni tampoco el erigirse en granero de votos socialistas durante el último tercio de la centuria pasada. No, la explicación a que la izquierda pierda siempre en Madrid no puede ir por ahí. Podemos solo mira hacia el flanco sur del otro lado del Atlántico, un triste erial donde no hay nada que ver. Pero los socialdemócratas homologables y ortodoxos del PSOE suelen, en cambio, prestar mucha atención a cuanto ocurre en los países nórdicos, su gran modelo de referencia. 

Miran hacia Oslo y hacia Estocolmo, por ejemplo, pero semejan incapaces de comprender la razón por la cual la gran clase media de esos lugares concede votar a partidos socialdemócratas que postulan impuestos altos, mientras que sus equivalente madrileños se inclinan, y de modo masivo, por los grupos de derechas que propugnan con éxito contrastado justo lo contrario: la reducción generalizada de tributos como principal banderín de enganche en las urnas. ¿Por qué allí sí y aquí no? Si yo fuese dirigente socialista, me lo estaría preguntando todos los días. Y es que el día que el PSOE entienda el origen de esa sencilla evidencia entenderá por qué ni la candidata de Errejón dice conservar alguna memoria personal de la última vez que gobernó la izquierda en Madrid (la candidata García, por cierto, ya tenía 21 añitos cumplidos cuando Leguina fue desplazado por el PP). Ocurre que la clase media abandona a la izquierda en todas partes cuando antes ha decidido abandonar los servicios públicos gratuitos del Estado del Bienestar, algo que no ha ocurrido (todavía) en Oslo o en Estocolmo, pero sí en Madrid. El por qué en Madrid lo ha hecho es otra cuestión. La gran cuestión a la que deberá responder la izquierda si aspira a gobernar alguna vez en la Comunidad. De momento, ni sabe ni contesta.

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