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Mercedes Rodríguez Martín

Teodoro, caballero andante

Ha avisado Feijóo de que su partido no debería postrarse en el diván, pero quizás sea el lugar donde analizar un espectáculo político entre terrorífico y fascinante.

Ha avisado Feijóo de que su partido no debería postrarse en el diván, pero quizás sea el lugar donde analizar un espectáculo político entre terrorífico y fascinante.
Teodoro García Egea. | EFE

Llama la atención que, en este país tan proclive a etiquetar de "machista" infinidad de comportamientos, haya pasado bastante inadvertida una de las frases lanzadas por Teodoro García Egea contra Ayuso, presumiendo de cuánto la había apoyado la dirección del partido "en sus momentos de dificultad y soledad, cuando todo el mundo la atacaba". Egea repitió la palabra sola un par de veces, evocando a una Ayuso aislada, débil, necesitada de protección y espaldarazos públicos. Quizás fuera esa la frase que más chirriara de todo su discurso, junto a la mención de que el partido, es decir, él y Casado, "le había dado todo". La más hiriente. Y, también, la que podría dar alguna explicación, si es que existe, a este espectacular colofón del suicidio que está suponiendo para los líderes populares y el partido en su conjunto la operación contra Ayuso.

Parecía querer resucitar Egea a otra Ayuso: la que trataban de ridiculizar una y otra vez la izquierda y los medios en su primera campaña y la que gobernaba por los pelos en compañía del ya olvidado Ignacio Aguado; una caricatura que se esforzaron en dibujar sus críticos y que, observando los últimos acontecimientos, parece que hubiera sido más del agrado de Génova que la que acalló a todos a base de votos y sin necesidad de caballeros andantes. Pero la historia cambió y a los líderes populares les tocó ir a rebufo de los acontecimientos, tratando de no ser eclipsados, apropiándose de una victoria que no era suya e intentando diluir el resultado con el broche final del fiasco del experimento en Castilla y León. Entre medias, filtraciones, dosieres y una historieta de espías.

¿Habría dicho Egea algo similar si el rebelde hubiera sido Moreno, Feijóo o López Miras? ¿Se le habría notado tanto esa condescendencia, habría sido tan transparente al mostrar su inquina? Ha avisado Feijóo de que su partido no debería postrarse en el diván, pero quizás sea el lugar donde analizar un espectáculo político entre terrorífico y fascinante, que va desde ese secretario general al que vimos presumir de haber hablado bien de una dirigente de su propio partido a un Casado "dolido" y sufriente tras meses de intrigas. Ojalá se sepa algún día qué hay detrás de este canibalismo increíble y esta saña en el PP; entre tanto, quizás no sea tan disparatado pensar que los motivos podrían ser tan simples como los que suele dar Irene Montero.

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