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Pablo Planas

Matar a Casado y a Rivera

Cataluña es el paraíso de los bulos, la meca de la mentira y el epicentro mundial de la industria de las fake news gracias al imponente aparato mediático del separatismo

Cataluña es el paraíso de los bulos, la meca de la mentira y el epicentro mundial de la industria de las fake news gracias al imponente aparato mediático del separatismo
Pablo Casado y Albert Rivera | EFE

Cataluña es el paraíso de los bulos, la meca de la mentira y el epicentro mundial de la industria de las fake news gracias al imponente aparato mediático del separatismo, la propensión manipuladora del nacionalismo y la facilidad con la que sus dirigentes incurren en la falacia, el engaño y la demagogia. En materia de mitos y leyendas, el nacionalismo catalán es una potencia planetaria. Los hits de esta semana son el supuesto control de drogas que se habría saltado Albert Rivera en el aeropuerto de El Prat y que Pablo Casado fusilaría si pudiera a los diputados de ERC.

Según es fama en TV3, Rivera es un drogadicto de tal calibre que hasta se hacen chistes en prime time sobre un reciente viaje a Colombia y el supuesto episodio aeroportuario. Es humor nacionalista. Rivera esnifa, je je. La audiencia nacionalista se parte con Toni Soler, el productor, periodista y presentador gracioso que se carcajea en TV3 de las bestias inmundas, los catalanes no nacionalistas, del Rey a Rivera más la gente del PP, los guardias y policías y las familias que denuncian la erradicación del español y el adoctrinamiento en los colegios. Se ríe Soler y miente, miente a conciencia y con alevosía, manipula con saña y lo hace fenomenal, tan bien que se ha hecho millonario a costa de los contribuyentes, los que se mondan con él y los que no lo han visto en su vida, que son más de la mitad.

En el caso de Casado, corresponde al diputado de ERC Joan Tardà la autoría del infundio. Aseguró Tardà en el Congreso este miércoles que Pablo Casado fusilaría si pudiera a todos los nacionalistas. Basó tal apreciación en unas declaraciones del aludido relativas a la posibilidad de que Puigdemont acabara en la cárcel como Companys tras la balconada separatista del 34. Hasta siete veces matizó Casado en aquella rueda de prensa previa a la proclamación de la república catalana del 27 de octubre de hace un año que se refería a 1934, no al fusilamiento de Companys en 1940. Melancólico empeño.

Es de reseñar la firmeza con la que ha defendido Tardà la mentira aludiendo a las mencionadas declaraciones de Casado como prueba irrefutable de su acusación. "Casado nos quiere fusilar", bramó el simpático diputado, un tío colosal en el tú a tú, dicharachero y chistoso según sus conocidos. Seguro que ha movido sus hilos para que le llegue a Casado que no es nada personal. Tardà, quién lo diría, es el rostro amable del supremacismo catalán.

¿Pero quiere fusilar Casado a los golpistas? A saber. Es lo que dice Tardà sobre la base de unas declaraciones en las que el nuevo líder del PP aventuraba que Puigdemont pretendía acabar en la cárcel como Companys en el 34. La diferencia entre prisión o paredón es evidente, pero una insignificancia en la trituradora del separatismo. Para la afición republicana, Companys es el titular de miles de avenidas, paseos y calles de Cataluña, mientras que Casado es una excrecencia, el último enemigo de la nación catalana, madre de todas las mentiras.

Se jacta el catalanismo de que una empresa contratada por Facebook para detectar fake newsse ha instalado en Barcelona. En su versión, la llegada de una mediana empresa es más importante que la fuga de más de cuatro mil grandes, medianas y pequeñas empresas, los dos bancos catalanes incluidos. Es más, consideran que el interés de Facebook por fijar en Cataluña su subcontrata contra las mentiras globales avala la causa secesionista.

Es muy probable que a Casado no le caigan bien de entrada los independentistas, pero no hay nada en sus palabras y conductas públicas y notorias de lo que se pueda inferir que le encantaría dirigir un pelotón de fusilamiento contra nadie. Le pasa como a Rivera, que le supera la fama que le han encalomado en Cataluña.

El problema es que ellos, Casado y Rivera, y sus partidarios mucho más, están a expensas de que les linchen por la calle si pasan delante de una mesa petitoria de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), mientras que Tardà se jacta de ser un pacifista de la órdiga y Soler, de maestro de periodistas en el oasis catalán. Ellos señalan y que salga el sol por Antequera. Ha quedado constancia en el diario de sesiones del Congreso y en la hemeroteca de TV3. El diputado Tardà no tiene dudas. No es que haya dicho que haya que matar a Casado. Para nada y en absoluto. Pero si hasta se tomaría un café con Rivera, ese vicioso. Qué buen tío el Joan Tardà. No se corta ni un pelo. Igual que Toni Soler, otro coñón que va por la vida marcando objetivos.

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