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Pedro de Tena

Amoralidad insoportable

Cada día es más necesario un movimiento español por la libertad, la democracia digna y la decencia al margen de los partidos políticos.

Para los que no lo sepan, el señor Pastrana, Manuel, es el secretario general de la UGT de Andalucía. Este fin de semana, este supuesto sindicalista (no es ni puede ser sindicalismo auténtico el que actúa como correa de transmisión de las consignas políticas del PSOE y de IU) ha afirmado que el Gobierno del PP está "jodiendo especialmente" a los andaluces, que la reforma laboral es una máquina perfecta de destruir empleos, que es necesario "montar una pelea que los frene" y, para no seguir, que

a la derecha se le perdona lo que sea, hasta las barbaridades, atrocidades y sinvergonzonerías que vemos cada día [caso Bárcenas].

Esto lo dice el señor Pastrana, que vive opíparamente a costa de los impuestos de los españoles y los andaluces desde hace muchos años, y cuyos compañeros de élite reciben millonarias subvenciones y dádivas anuales procedentes del dinero público sin que se consulte al público. Centenares de millones de euros, tal vez miles, han llegado a la UGT andaluza en diversas partidas y conceptos, aparte comisiones por los ERE y otros apaños con las aseguradoras y los fondos de pensiones.

Esto lo dice el señor Pastrana, que ha callado como una esfinge, por no decir otra cosa, ante el crecimiento de parados desde 2007 a 2011, más de dos millones largos, sin reforma laboral alguna.

Esto lo dice el señor Pastrana, que, según su propia sección sindical, ha falsificado las cuentas de la organización para justificar el despido de más de 200 trabajadores aplicando la reforma laboral "destructora".

Esto lo dice el señor Pastrana, que tiene a la organización pringada hasta el tuétano en el escándalo de los ERE, donde un mediador exugetista ha estado en casi todas las salsas corruptas, desde la extorsión en Mercasevilla a las comisiones irregulares de las aseguradoras, pasando por el intrusismo en los expedientes.

Esto lo dice el señor Pastrana, hoy pilar de un régimen andaluz que arrastra un fracaso histórico evidente, incapaz de sacar a Andalucía de los últimos lugares del bienestar y el desarrollo de las comunidades españolas (a esto lo llaman impúdicamente "modelo andaluz") tras 32 años de gobierno ininterrumpido.

Esto lo dice el señor Pastrana, que desde 1989 ha visto, uno tras otro, innumerables casos de corrupción de la izquierda andaluza, desde el caso Guerra a los casos Chaves, pasando por la mariscada de Mercasevilla o los casos Ollero, Cajas de Ahorro, Expo 92, administración paralela y muchísimos más. 

Pero ¿qué puede hacerse ante un individuo de este porte? ¿Cómo es que los andaluces, incluidos los sindicalistas honestos de UGT, que debe de haberlos, no se sublevan contra este ejercicio de cinismo impune? ¿Qué podemos esperar de la amoralidad insoportable de personajes mantenidos en el machito por su deleznable sumisión al poder de la Junta? ¿Qué democracia podremos construir mientras en los órganos de gobierno y en las instituciones sean éstos, los de Pastrana, el comportamiento y el estilo que se imperantes? (En Comisiones Obreras, tres cuartos de lo mismo. En su reciente congreso regional eligió una Ejecutiva que incluye a un imputado judicialmente).

Lo diré sin esperanza, pero lo diré: cada día es más necesario un movimiento español por la libertad, la democracia digna y la decencia al margen de los partidos políticos, un movimiento ético y cultural que actúe como contrapoder de la amoralidad, el más eficaz caldo de cultivo del totalitarismo. 

En Andalucía, el movimiento necesitaría una legión, más que una delegación.

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