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Pedro de Tena

El chero de Pachi

¿Qué hará ahora el socialismo? ¿Desmontará la red de clientes y militantes del PNV o hará las cosas de modo que el nacionalismo vuelva al poder, en esta misma legislatura, cuando las condiciones permitan dar la patada en el culo al PP? Chero.

Todo el mundo parece feliz y entusiasmado con la llegada de Pachi López a la presidencia del Gobierno vasco. Y, en efecto, las apariencias indican que la felicidad sería o debería ser el estado natural de los constitucionalistas y demócratas españoles tras el desalojo del poder del cuasitotalitarismo nacionalista después de 30 años de clientelismo, dominación de las instituciones y recogidas de nueces mientras otros agitaban el árbol: el árbol de la vida de los ciudadanos no nacionalistas, obstáculos para la implantación del régimen nacionalista total. Sin embargo, hay algo que no encaja, un tufo que desagrada, un dolor que viene de lejos pero que sabemos que es un dolor.

Algunos andaluces, sobre de todo de la Andalucía Occidental, llamamos "chero" al olor característico y no siempre agradable que desprenden los animales y que es característico de las especies y de su edad y/o circunstancias. Por ejemplo, destacamos sobre todo el "chero" del cordero adulto, un olor peculiar bien distinto al inexistente o inapreciable "chero" del cordero lechal, que es precisamente lo que le hace apetecible. Y aun está vigente en los significados de la palabra en muchas zonas de América. Pues bien, en el caso de Pachi López se aprecia un "chero" que nos advierte de algo desagradable en el panorama vasco aunque aún no sepamos precisar bien qué es. Algunas anticipaciones tenemos.

Recordemos el discurso del método de Juan Luis Cebrián en 2001. En aquel ya famoso artículo se machacaba la intención popular-socialista de desalojar al PNV del poder en unas elecciones democráticas por considerar que el poder fáctico nacionalista se vería acrecentado por la confrontación de dos "nacionalismos" –que sólo veía Cebrián porque nacionalismo en el País Vasco sólo se ve uno si se mira con seriedad –, y que entonces, aunque moralmente la intención fuera buena, la consecuencia política sería desastrosa. Mayor Oreja y Redondo Terreros fueron masacrados impíamente. Pero el objetivo era el mismo de Pachi López ahora: desatascar la política vasca y la lucha contra el terrorismo mediante el triunfo de un gobierno no nacionalista y beligerante contra el terror.

Pero, claro, en aquel entonces el PSOE era un partido reducido frente a un PP crecido, que era el peso fundamental de la coalición. Tras el machaqueo de Mayor Oreja y su proyecto y el surgimiento de Pachi y su acercamiento táctico al nacionalismo vasco que todos recordamos y recordaremos –con el diálogo político con ETA incluso–, el PSOE fue creciendo y el PP descendiendo. Lo que parecía una herejía en 2001, un gobierno de coalición de PP-PSOE en el País Vasco, hoy no lo parece cuando es el PSOE el partido mayoritario. Dejando de lado la circunstancia del desastre socialista en Galicia –que puede haber propiciado, cómo no en esta política mezquina y de bajura, la decisión final de apoyarse en el PP para gobernar en el País Vasco–, tal decisión parece haber tenido lugar cuando se ha logrado un poder mayor que el PP en la relación de fuerza política. ¿Por qué? Para imprimir el propio sello a la dirección del País Vasco en los próximos años. Chero.

En el pasado, en la década de los 80, el PSOE permitió el gobierno del nacionalismo casi en solitario a pesar de haber obtenido casi el mismo número de votos. Se trataba de no molestar al nacionalismo en la creencia de que el nacionalismo cabreado haría invivible la vida cotidiana en el País vasco. ¿Qué hará ahora el socialismo? ¿Desmontará la red de clientes y militantes con la que el PNV ha infectado la vida política, económica y administrativa durante 30 años o hará las cosas de modo que el nacionalismo vuelva al poder, en esta misma legislatura, cuando las condiciones permitan dar la patada en el culo a un PP de buena voluntad y de horrible sentido político? Chero.

Ya anda Cebrián diciendo que es menester no "expulsar" al PNV del País Vasco, pero se calla que hay centenares de miles de vascos exiliados por la terrible coincidencia de intereses entre PNV y ETA. Pero no se habla de la vuelta de estos exiliados, ni de la necesidad de usar la policía autonómica vasca para lo que debe ser usada: contra el delito, contra el terrorismo y por la libertad de todo ciudadano sea quien sea, viva donde viva y piense lo que piense. ¿Y qué hace López? Pues lo que dice Cebrián, que lo que desea es, sencillamente, un gobierno de coalición cuasi eterno de PSOE y PNV (un PNV menos nacionalista a ser posible). Pero eso implicará concesiones y la primera de ellas, acudir en auxilio de un PNV que se ha amamantado en las tetas de la cosa pública y que empezará a despedir a todos los fieles y simpatizantes a quienes no haya podido dar un puesto fijo en la Administración vasca. Chero.

Pues eso. En Andalucía cuando alguien pide cordero para comer, lo primer que hace, inconscientemente incluso, es percibir el chero del asado. Si es de adulto, se devuelve. Si es de lechal, se admite. Por ahora, ante la presencia de López nuestra percepción del "chero" dubita entre aquel desgarro de la madre de Joseba Pagarzaurduntúa: "¡Patxi...harás cosas que nos van a helar la sangre!" y el otro chero, el de las apariencias –que, como es sabido desde los tiempos más remotos, engañan–, agradable, optimista e ingenuo. Nuestra experiencia en "perfumes" es que el olor que más desprende el PSOE, en cualquier zona de España, es el olor del poder. Viendo las piezas del tablero y la querencia de los jugadores, si yo fuera del PP ya le estaría viendo las orejas al lobo. A los lobos, vamos, que van a ser por lo menos dos. ¿Que por qué lo digo? Porque el PSOE y el PNV desprenden un chero parecido desde hace mucho tiempo.

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