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Andalucía

Pedro de Tena

La irresistible ascensión de la trianera 'Marisu'

No es baladí tampoco el modo en que ha resistido todos los embates de los enemigos susanistas defraudados por su sorprendente inclinación sanchista.

No es baladí tampoco el modo en que ha resistido todos los embates de los enemigos susanistas defraudados por su sorprendente inclinación sanchista.
María Jesús Montero | EFE

Hoy muchos creen haber visto con claridad cómo la ascensión de Marisu, María Jesús Montero Cuadrado, a la condición de número 2 real de Pedro Sánchez como ministra de Hacienda y portavoz del nuevo gobierno siniestro-separatista, era irremediable. A toro pasado, el adorno carece de riesgo. Pero, en realidad, muy pocos hace unos años reparaban en una siempre alto cargo de la Junta, eso sí, que no era del PSOE ni procedía de la camada "pata negra" de Sevilla vinculada a Pepe Caballos, a Alfonso Guerra o a José Antonio Viera.

Tampoco sabían mucho que Andalucía iba a inaugurar una nueva relación entre la Medicina y la Hacienda Pública. De hecho, la antecesora de Marisu Montero en la consejería de Hacienda fue la hoy condenada en el caso ERE, Carmen Martínez Aguayo, médica de profesión como lo es la propia Marisu. Ninguna de las dos, claro está, ha ejercido la profesión elegida, sino que se han volcado en sus carreras políticas.

Aunque el escándalo de la designación de Dolores Delgado como fiscal general del Estado es insuperable desde todos los puntos de vista, por pasar de ministra a fiscal general en horas y por sus extrañas relaciones con excomisarios encarcelados y exjueces desacreditados, no es baladí tampoco la forma en que la trianera Marisu ha ido resistiendo todos los embates de los enemigos susanistas defraudados por su sorprendente inclinación sanchista.

Hace años, Libertad Digital dio cuenta de cómo El Demócrata Liberal analizaba el ascenso político de Marisu de Triana. Sabido es que, formalmente, en una democracia la función pública debe estar regido por un marco jurídico propio de un Estado de Derecho. Pero, de hecho, es habitual y nadie se escandaliza ya por los "escaladores/as profesionales" que ascienden a impulsos de nombramientos sectarios, caprichosos o nepotistas.

En el caso de Marisu, todo comenzó con una designación directa y a dedo para un puesto directivo sin méritos -antigüedad de unos pocos meses-, en detrimento de empleados públicos que sí disponían de amplios y reconocidos méritos y con la opacidad necesaria que impedía detectar la operación.

María Jesús Montero Cuadrado, Marisú, nació en 1966, hija e Conchita Cuadrado, exmaestra del antiguo colegio público José María Izquierdo, y Manuel Montero, maestro de la sección masculina del mismo centro. Ella, sus padres y sus abuelos, al menos los maternos, por tanto, son trianeros, aunque luego ella se trasladaría a otra barrida sevillana.

Estudió en la Universidad de Sevilla, obteniendo la Licenciatura de Medicina y Cirugía General en 1990. De hecho, estuvo presente en el XXV aniversario de dicha promoción. Lo que se conoce de ella es que siendo estudiante de Medicina vinculada a la Juventud Obrera Cristiana (JOC), inspiradora de la central sindical Unión Sindical Obrera en la clandestinidad, ya mostró maneras. Su figura de referencia fue el cura Manolo, uno de aquellos curas que fueron compañeros de viaje de la izquierda en Andalucía. Por entonces conoció a su futuro marido, Rafael Ibáñez Reche.

De hecho, ocupó la presidencia de la Comisión de Marginación del Consejo de la Juventud de Andalucía, bajo un gobierno del PSOE que seguía con mayoría absoluta (1986-1988), y siendo secretaria general de la misma Comisión (1988-1990). Ahí comenzaron sus relaciones con el PSOE, pero sin ser del clan fundacional. Tenía entonces 20 años y aún quería ser médica, pero de gestión política, no de hospital y pacientes.

En mayo de 1994, obtuvo una plaza en el Cuerpo Técnico de Función Administrativa del Estatuto de Personal no Sanitario dependientes del organismo cuyas pruebas fueron convocadas en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía de 29-05-1991. Pero en el tribunal ya estuvo su amigo, Juan Carlos Castro Álvarez, que luego sería nombrado director gerente del Servicio Andaluz de Salud (SAS) y que fue mantenido en el cargo por la propia Marisú cuando fue consejera de Salud.

A partir de este primer empujoncito, la ascensión fue irresistible. Apenas lleva trabajando un año en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla como técnico administrativo no sanitario, cuando fue designada en 1995 como personal fijo con plaza en propiedad, en el puesto de subdirector médico del Hospital Universitario de Valme de Sevilla, por el Gerente Provincial del SAS de Sevilla, José Manuel Cabrera Rodríguez.

Pero su nombramiento fue considerado opaco y relativo a una convocatoria realizada dos años antes (1992) de que Montero fuera siquiera técnico del SAS. De hecho, en la convocatoria, que se refería a la provisión de puestos vacantes de carácter directivo que existiesen y los que pudieran existir en el futuro por un procedimiento selectivo que era el "sistema de libre designación" corriendo la evaluación por cuenta de la Dirección General de Personal de la Consejería de Salud. Curioso sistema ajeno a la profesionalidad y muy cercano al amiguismo partidista que fue adoptado como vademécum por Marisú de Triana.

Muchos denunciaron el sistema de selección, asociaciones privadas contrarias al escabechado de la sanidad pública andaluza perpetrado por el régimen socialista. Incluso la Cámara de Cuentas de Andalucía consideró tal normativa un obstáculo para la plena aplicación de los principios de publicidad, concurrencia y no discriminación que –entre otros–, deben presidir la selección de personal directivo de los centros sanitarios.

Marisu se casó

Se casó con el luego abogado laboralista Rafael Ibáñez Reche, próximo a Izquierda Unida y entonces estudiante de Derecho y abonado a Juventudes Comunistas. Por ello, Marisu siempre mantuvo estrechas relaciones con el comunismo tradicional andaluz siendo cristiana de origen.

Tan afín a IU era Ibáñez Reche, del que tuvo dos hijas y ahora está separada, que fue despedido en 2007 tras la separación de los cónyuges por la organización sindical debido a que se sospechaba que maniobraba a favor de IU desde los despachos. El despido lo confirmó el propio Ibáñez Reche, a LD.

De hecho, se relacionó su despido, llevado con el máximo sigilo, con la lucha interna emergida dentro del sindicato a las puertas del congreso regional y la significación de Ibáñez Reche como militante de corrientes no afines al entonces secretario general, Francisco Carbonero. Entonces, pasó casi desapercibido que Ibáñez Reche era el marido de la entonces Consejera de Hacienda de la Junta de Andalucía, María Jesús Montero, en el gobierno de coalición con IU.

Ibáñez Reche reconoció a LD el hecho del despido, pero dejó entrever que había matices. Entre estos matices, se encontraba el que él mismo estaba reflexionando poner fin a su trabajo en Comisiones Obreras de Andalucía. Lo sorprendente era que, conociendo este dato, la dirección sindical le abriera un expediente y procediera al despido.

En 2012 fue nombrado subdirector general de la Empresa Pública del Suelo de Andalucía, una empresa que presidía la comunista Elena Cortés y donde ocupaban sillón de consejo importantes personas de Izquierda Unida como Amanda Meyer.

La elevación definitiva al olimpo político

Pero sigamos la trayectoria de Marisu. En 1998, tras tres años de experiencia administrativa en el Hospital de Valme, fue designada para un puesto en la Subdirección Médica del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, concretamente la Subdirección Médica del Hospital Duques del Infantado y Área. Y lo que son las cosas, en aquel momento la Directora Gerente del SAS era la condenada en el caso ERE, Carmen Martínez Aguayo, antecesora suya en la Consejería de Hacienda y artífice del blanqueo de la administración paralela de la Junta, la Faffe entre otros entes, a las que integró en la administración pública andaluza.

Ya dentro del más grande hospital de Sevilla, María Jesús Montero entró a formar parte de la Comisión de Dirección del mismo y de su Junta Facultativa como vocal, junto a los otros cuatro subdirectores médicos. Desde ahí, saltó a la subdirección gerente del Hospital Virgen del Rocío siempre por nombramientos digitales. Por Resolución de 10-07-2001, su amigo, el director gerente del SAS, Juan Carlos Castro Álvarez, acabó nombrándola definitivamente para el puesto, tomando posesión del puesto el 16-07-2001. Por aquel entonces el consejero de salud era Francisco Vallejo Serrano, condenado en el caso ERE.

Y de estos breves purgatorios de gestión, el cielo político. Un año después, fue nombrada viceconsejera de Salud mediante el Decreto 235/2002, de 17 de septiembre (BOJA de 21-09-2002), siendo Francisco Vallejo Serrano consejero de Salud en la VI Legislatura (2000-2004). Posteriormente, María Jesús Montero fue nombrada consejera de Salud por el presidente Manuel Chaves, en la VII Legislatura (2004-2008), tomando posesión el 25 de abril de 2004, así como en la VIII Legislatura (2008-2012).

En su ascensión no olvidó a sus amigos benefactores, y hasta 2008, mantuvo a Juan Carlos Castro como director gerente del SAS, y en 2008, promovió como director-gerente del SAS a José Luis Gutiérrez Pérez, otro amigo, que ocupó el cargo hasta 2014.

Hay un elemento decisivo que ha pasado desapercibido y que explica la distancia entre Susana Díaz y María Jesús Montero, cuya relevancia fue adquirida por su proximidad al griñanismo. Sin embargo, en la batalla Carme Chacón-Alfredo Pérez Rubalcaba por la secretaría general del PSOE, Susana Díaz apoyó a la Chacón y María Jesús Montero se decantó por Rubalcaba, ojo, de la mano de Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, siempre mano derecha de Pedro Sánchez en el socialismo andaluz.

Dicho de otro modo, desde ese momento Marisú de Triana pudo disponer de dos identidades políticas. La que le unía a Griñán y sus huestes y la que la vinculaba a los partidarios de Rubalcaba que luego evolucionaron hacia la posición de Pedro Sánchez. Griñán la volvió a nombrar consejera de Salud en 2009y siguió siéndolo en el gobierno de coalición entre PSOE e IU (2012-2015), al final del cual tuvo a Susana Díaz de consejera de la Presidencia e Igualdad.

Susana Díaz, que debería haber revisado su olfato político, siendo ya presidenta de la Junta tras la dimisión de un Griñán acosado por el caso ERE, la encargó del departamento de Hacienda donde había estado su amiga Carmen Martínez Aguayo y allí permaneció hasta su marcha a Madrid como miembro del equipo de Pedro Sánchez.

Todo el mundo creyó que su ascensión a Madrid de la mano de Sánchez era una decisión de su mentora y amiga Susana Díaz para vigilar de cerca al "resistente", pero pronto se vio que la subida al cielo ministerial era parte de una operación de Pedro Sánchez para descabalgar a la otra trianera en decadencia. De hecho, no consultó a Susana Díaz la oportunidad de su nombramiento.

La Asociación Justicia por la Sanidad presentó denuncia contra ella y contra Juan Carlos Castro Álvarez, María Jesús Montero Cuadrado, María José Sánchez Rubio, Aquilino Alonso Miranda, Marina Álvarez Benito, José Luis Gutiérrez Pérez, José Manuel Aranda Lara, Rafael Burgos Rodríguez y Celia Gómez González como presuntos autores continuados de los delitos de prevaricación continuada y nombramientos ilegales. La denuncia fue archivada en los juzgados sevillanos sin práctica alguna de diligencias, algo que motivó un natural recurso pendiente que se sepa todavía.

Un catedrático de Lengua Española, fósforo de la nueva reina trianera, se ha referido a Marisú como "mujer, de pelo cinematográfico, y simétrica como la pintura lírica de Tiziano o Rubens, Botticelli o Tintoretto," que sabe que la ambición en política hay que disimularla. Es más, ha comparado lo que considera su belleza con la de Scarlett Johanson, Mila Kunis, Selena Gómez o Lauren Cohan y ha destacado su oratoria, aunque reconoce, menos mal, que no es la de Demóstenes o Simone de Beauvoir.

Poco partidaria de las asimetrías fiscales en las comunidades autónomas, salvo las relativas a fueros de los que no habla, tratará de que los impuestos suban, y suban y vuelvan a subir y de recuperar las tasas sobre las sucesiones que tanto trabajo costaron desterrar, por ejemplo, en Andalucía y otras comunidades.

Hay quien cree que será la próxima presidenta de la Junta de Andalucía desplazando a Susana Díaz del aparato del PSOE andaluz, aunque nadie descarta que lo sea finalmente del Gobierno de España a poco que Sánchez se pegue un tiro en el pie. Admiradora de Sting, los médicos andaluces que la criticaron hasta la extenuación la apodaron La Farruquita por su altanería, aunque está en discusión si en esa asignatura supera a otra andaluza del gobierno, Carmen Calvo.

Desde ahora será la ministra más escuchada de España, al adquirir la condición de portavoz, además de tener las llaves de la caja de Hacienda: un poder fáctico como pocos dentro del gobierno siniestro separatista de Pedro Sánchez donde se encuentra más a gusto de lo que estaba con una Susana Díaz enfrentada directamente a Izquierda Unida y el comunismo bolivariano.

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