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Robert Bottome y Norka Parra

Pobre Venezuela

Resulta grato observar que, por fin, sectores empresariales comienzan a levantar la voz para defender la labor constructiva e inteligente que han venido realizando a la hora de generar empleos, crear bienes, prestar servicios y fomentar la productividad.

El pobre país, rico en petróleo, que es Venezuela ha sido llevado al borde del colapso en los casi diez años del mandato de Hugo Chávez, especialmente por su ataque feroz al sector privado. Desde la promulgación de la Constitución de 1999, los empresarios, industriales y comerciantes han venido recibiendo del Gobierno de Chávez un golpe tras otro, acrecentados después del paro petrolero de 2002.

La empresa privada se ha visto acosada, cohibida y coaccionada no sólo por el verbo insultante y amenazador del presidente Chávez, sino por las confiscaciones, expropiaciones, invalidaciones contractuales y compras forzadas de tierras e industrias; el acoso tributario del Seniat (Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria), las restricciones de Cadivi (Comisión de Administración de Divisas), las inspecciones del Ministerio del Trabajo, las del IVSS (Instituto Venezolano de los Seguros Sociales) e Indepabis (Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios), hasta por el cerco de sindicalistas pagados por el Gobierno. Todo ello cubierto por un sistema de administración de justicia sectario y politizado.

Hasta hace pocos meses, el sector privado había optado por la política del avestruz, esperando que los abusos del Gobierno sobre sus vecinos no llegaran hasta ellos. Pero el avance del totalitarismo los ha obligado a cambiar. Resulta grato observar que, por fin, sectores empresariales comienzan a levantar la voz para defender la labor constructiva e inteligente que han venido realizando, contra viento y marea, a la hora de generar empleos, crear bienes, prestar servicios y fomentar la productividad.

Desde hace varios meses, Empresas Polar emprendió una campaña publicitaria que deja plasmada la constancia y perseverancia que emplea para llevar productos emblemáticos al consumidor venezolano, donde quiera que éste se encuentre. También comenzó a dar a conocer los beneficios que reporta al país su capacidad de crear empleos productivos y su extensa labor en el área social, cultural y educativa.

Desde el 31 de octubre, la Confederación Venezolana de Industriales emprendió una excelente campaña institucional con testimoniales de "gente de a pie", presentados bajo el eslogan "Son los forjadores de la Venezuela de hoy y de mañana". Los testimonios de estos ciudadanos hacen hincapié en que con su esfuerzo mantienen a sus familias, dan trabajo digno a otros y construyen un país, a la vez que defienden la iniciativa privada como un derecho fundamental. El objetivo de la campaña es "fortalecer a la empresa privada y a los gremios para que sean la base sobre la cual se reorganice el sector empresarial del país".

Otro esfuerzo reseñable es la campaña emprendida por "Cedice Libertad" en defensa de la propiedad, como parte de su programa Por un país de propietarios. Con este programa se busca crear conciencia sobre el alto nivel de pobreza que sufre Venezuela, debido en gran parte a la inexistencia de propiedad privada entre la mayoría de los venezolanos. Señala Cedice Libertad que la propiedad privada es el mecanismo capaz de generar riqueza y bienestar social.

Todo este despertar apunta hacia la necesidad de reforzar a la empresa privada y a la propiedad como herramientas indispensables para generar el bienestar social de los venezolanos.

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