Toca contar lo que ha ocurrido en este Mundial, sí que es el momento, y aunque ahora muchos dirán que nos subimos al carro o que hacemos leña del árbol caído, la realidad es que el Grupo Libertad Digital ha sido de los pocos, por no asegurar que el único, que avanzó lo que iba a ocurrir.
España ha ganado los títulos más importantes en la última década. Estamos ante una generación que ha sido bandera de nuestros valores y reflejo del éxito, pero el cicló terminó. Y todo tiene un final si no se realizan los movimientos necesarios para hacer un cambio generacional. Ese ha sido el gran problema de Del Bosque. El homenaje que le ha querido dar a los suyos, permitiéndoles jugar un último Mundial, ha terminado por ser un funeral. Estos jugadores, y probablemente tampoco la figura del seleccionador, se merecían un final así, pero ha sido el propio Del Bosque, el que ha liderado este suicidio colectivo.
Tres errores que han terminado por sepultar a España: mantener un grupo desgastado, morir con una idea de juego agotada y confiar en Diego Costa. El futuro jugador del Chelsea ha hipotecado la forma de juego de España. Ni jugamos con el falso nueve cuando debíamos, ni colgamos balones al área cuando pudimos. Del Bosque no podía dejarlo tirado por su capricho de querer jugar con España y al final ha dejado fuera a cualquier otro jugador que hubiera mostrado más compromiso e identificación con nuestra selección.
En España y de vacaciones, se quedaron aquellos que debieron entrar en la lista. Y no lo digo porque forme parte de ese selecto grupo de "45 millones de seleccionadores que tenemos en nuestro país" sino porque es palmario que Carvajal, Gabi, Llorente, Negredo, Navas o Isco estaban en mejores condiciones o con más motivación que algunos de los que fueron.
Fuimos los últimos en volvernos de Sudáfrica y ahora los primeros en caer. Llega el turno de la renovación integral de esta selección que a Francia'16 acudirá con rostros renovados, empezando por el del seleccionador. A Del Bosque se le acabó el crédito.